Zeth miró a la mujer que dormía encima de su pecho. Apenas pudo dormir anoche ya que no quería perderse ningún momento de Celeste acurrucado a su lado. Sin embargo, todavía se siente tan lleno de energía como siempre, incluso si solo durmió tres horas como máximo. Miró el reloj de la mesita de noche y vio que ya eran más de las 8 de la mañana, su supuesta hora de llamada para la sesión de fotos de hoy. Sin embargo, Zeth no se molestó en despertar a Celeste porque le gustaba que la mujer durmiera en sus brazos. Una vez más, él era el jefe. Nadie se atrevería a cuestionarlo si llegaba tarde. Apartó el cabello suelto que cubría su rostro, revelando sus rasgos angelicales. —Maldita sea —susurró en voz baja, preguntándose cómo había tenido tanta suerte en esta vida. Jane golpeó con impacie

