La Separación de los Perdidos Parte 3

1871 Words
Amelia y los demás quisieron seguir conversando, pero los esclavos Flom y Yem ya habían terminado con las demás, así que llevaron a las tres chicas a asearse, y así dejaron solos a los chicos que no dijeron palabra alguna, todos quedaron inmersos en sus propios pensamientos. Mientras, en la plaza mayor ya se había armado todo para la gran venta  anual de esclavos, además de otros puestos de ventas, subastas e intercambio de artículos, varios comerciantes traían a sus mejores esclavos a este evento para ser reconocidos, y por suerte de muchos, ese día habían llegado tres personas importantes a Felgar, El segundo Arim—, el equivalente a príncipe —del desierto Rojo, Raneb Ek Nayek, segundo hijo del Sultaro, que llegaba de las negociaciones infructuosas con Tersan, y pretendía volver a su tierra por Felgar, por separado y no menos importante, había llegado príncipe Garrik Valder Koy futuro señor de las islas tormenta, que había sido enviado al Reino de Trukmal como embajador, y luego de las reuniones que tuvo viajo buena parte por tierra ya que quería conocer Trunkmal, y llegados al extremo de ese reino también se proponía volver a su hogar por Felgar, muy contento por los buenos resultados de la negociación, el príncipe Garrik vino acompañado del Lord Ban Merle que buscaba cualquier excusa para salirse del deber de cuidar sus tierras, que eran las que colindaban con la selva de Lurden, lugar causante de muchos problemas para el Lord y para Trukmal, pero al mismo tiempo un lugar muy rico. Ahora en la plaza mayor, con todas estas personas que habían llegado, daba inicio la gran subasta anual de esclavos. La plaza estaba abarrotada de gente, aun así, alrededor del estrado había lugares preparados para los invitados de importancia, con una cerca exterior para que la gente común no se acerque y guardias para custodiarla, además de los propios guardias de estos invitados. La subasta dio inicio, y después de algunos esclavos vendidos, llega Erick. —Aquí tenemos a este joven, Fuerte, alto, y además sabe pelear, logro derrotar a uno de sus captores, lamentablemente fueron demasiados, es saludable, les aseguro que será una buena compra, comenzamos con 8 monedas de oro —dice el presentador, las ofertas fueron subiendo poco a poco, hasta llegar a las 18 monedas de oro, cuando de repente. —Ofrezco 30 monedas —dice Brendan con tranquilidad, llevaba ropas moradas como el símbolo de su casa, él era el dueño de la casa Trisgren, lugar donde se entrenan peleadores para las fosas de lucha en Haldor, capital de Trunkmal, nadie se esperaba que estuviera en Felgar pero a veces le gustaba ir a eventos como este y comprar prospectos de peleadores buenos, se jactaba de tener un muy buen ojo para comprar esclavos con habilidad. —Vendido a la una… a las dos… ¡vendido! al señor de ropas moradas por 30 monedas de oro —dice el presentador en tono alegre. Erick estaba dubitativo, miraba a la persona que lo había comprado y lo que estaba pasando con mucha incomodidad, esto también era algo extraño para todos sus compañeros, pero acepto esto, se tranquilizó y pensó que no ganaba nada estando intranquilo, fue hacia su ahora dueño con paso firme y convicción, esto gusto a Brendan, así que reacciono palmeando su hombro y moviendo la cabeza en señal de aprobación. La siguiente venta inicio cuando todo el público se calmó, y el que seguía era Alex que estaba muy ofuscado mirando a todos de forma intensa. —Aquí tenemos a este joven, fuerte, guapo, sin ningún mal ni cicatriz, ideal para cualquier evento o situación, como ven no podría estar en mejor estado, comenzamos con 20 monedas de oro —decía el presentador con confianza en que se venderá a un precio mayor. Fue una lástima ya que nadie quería comprarlo, muchos veían a este joven teniendo sexo con sus esposas, además que las personas que estaban allí estaban más interesadas en fuertes luchadores, en bellas damas y en sirvientes, pero él no encajaba en ninguno, o al menos no lo parecía hasta que… —Yo ofrezco 20 monedas —dijo Rubín desde la masa de gente, era un hombre fino, alto, con cara de despreocupación total, dueño de una pequeña casa de lucha en Felgar, la casa Luxen, que subsistía solo por el éxito de una persona. —Vendido al señor de la muchedumbre por 20 monedas —dijo el presentador con un tono algo débil, ya que estaba decepcionado. Alex vio horrorizado al que ahora era su dueño, un hombre alto, sudoroso y feo, que lo miraba con mucho interés además que se masajeaba las manos de forma extraña, Alex pensó lo peor, no era ningún tonto, sabía que si hacia algo podría morir, así que avanzo con mucha vergüenza hacia Rubín, pero él pensó que si le hacía algo que no era de su gusto, no le importaría lo que le pasase, mataría al tipo así fuera lo último que hiciese, o eso pensó, para suerte de ambos Rubín no era de esos. El presentador aliviado por haber vendido a Alex al menos al precio base prosiguió con la venta de esclavos. —Traída de una tierra misteriosa aquí tenemos a esta hermosa jovencita, Amelia, está en perfectas condiciones, es muy atenta, y no ha sido tocada por nadie, además mírenla, ¿han visto esclavos en tan buen estado?, esos ojos son un deleite para la vista, este día todos están muy bien cuidados, así que me arriesgare y comenzamos con 30 monedas de oro —dijo a todo el público el presentador, hay un silencio y quietud momentánea, pero luego de unos segundos, empiezan a ofertar, va subiendo poco a poco, 40, 50, 60, 70, pero de pronto. —Mi amo ofrece 100 monedas de oro —dice el sirviente del Príncipe Garrik, sorprendiendo a todos. —Ofrezco 120 monedas de oro —dice el Lord de Felgar que le intereso Amelia, esto era inesperado ya que nadie intuía la asistencia del lord, que no compraba esclavos, ya que le proveían de estos su guardia personal cuando iban de caza. Esto fue visto como una afrenta hacia el príncipe, y así fue como comenzó con un duelo monetario en el que se vería quién se la llevaba. Al final el príncipe ofreció 438 monedas de oro y el lord pensó que era demasiado, rindiéndose del duelo y aceptando la derrota. —¡Vendida! al príncipe Garrick Valder Koy del reino de las olas por 438 monedas de oro —dijo el presentador, todos los presentes vitorearon al príncipe y la compra excesiva que se había dado, mientras los ojos de Rustle estaban brillando de la emoción, ya que no esperaba este resultado. Amelia fría como siempre, pensó en el reino de las olas, en los libros que había leído decían que era un antiguo reino situado en las islas tormenta, estas eran prosperas islas de comercio, pero lo que más sobresalía de ese lugar eran sus mitos y leyendas, había de sirenas, tritones, nagas, serpientes marinas, pulpos gigantes, peces del tamaño de islas enteras, aunque la más extendida era la de un hombre que logro dominar todos esos mares, y ese mítico personaje fue el príncipe Garrick, aun así ella creía que solo eran mitos y leyendas antiguas que seguramente exageraron su vida con los años, mientras salía del escenario se vio algo interesada por ver si algo de eso era verdad olvidando de momento su situación. —Seguimos con esta preciosa Joven, de cabellos rojos como el fuego y ojos verdes como hojas, una dócil dama que les servirá de gran manera, comenzamos con 50 monedas de oro —dijo el presentador aun creyendo que no la comprarían a ese precio, para sorpresa de él y de Rustle, varios vieron a Nicole como una hermosa jovencita, ofertando hasta llegar a las 93 monedas de oro. —Ofrezco 120 monedas de oro —dijo Lord Ban, pensando que una doncella como ella le podría alegrar el camino de vuelta a su castillo. —Vendida a la una, a las dos… y vendida a Lord Ban, que tenga suerte mi señor —dice el presentador con tono algo humorístico, ya que había visto el tipo de persona que era Nicole mientras estaba preparándose para salir al escenario, golpeo a varios guardias tratando de escapar, además de que pataleo todo el rato, hasta que la drogaron varias veces ya que se reponía rápido y sacaron al escenario casi tambaleando. Nicole aun drogada pero ya mucho más recuperada, en el momento que dijeron que había sido vendida quiso correr, pero estaba algo débil la sujetaron de inmediato y la llevaron a lord Ban, pensaba que no era posible lo que le estaba pasando, quiso llorar, pero la amargura pudo más y se quedó con el ceño fruncido un buen rato, hasta que al fin salieron de la plaza. —Para finalizar nuestro mejor aditamento, no hay palabras que puedan describirla, solo verla podrá mostrarles el esplendor que emana de su ser, ella es Elia —todos se quedaron mudos al verla entrar con ropas de seda, bien arreglada, y por supuesto con cadenas en sus manos y pies. —Como pueden observar algo que no se vería ni en el mismísimo Haldor, alguien que sobrepasa la belleza común con tanta facilidad que lo que creíamos bello ahora no lo es, en estos momentos iniciaremos la subasta con 300 monedas de oro, porque sé que ella lo vale —rápidamente los señores que se encontraba ahí ofrecieron más y más monedas, pero el Príncipe de Shayra levanto la mano, todos se quedaron mudos al ver que esto pasaba. —Mi amo dice que dará 700 monedas de oro por ella —dice el sirviente del príncipe. Dicho esto, nadie pudo aumentar la suma, no es que no querían, es que ya no tenían las monedas necesarias y por sobre todo, ir en contra del príncipe del desierto rojo no parecía una buena idea, todos veían a los del desierto como gente sanguinaria y fiera, gente belicosa, por ende aunque hubieran tenido más monedas no hubieran seguido ofertando. —… vendida al Príncipe Raneb, por 700 monedas de oro —dijo el presentador muy asombrado, los aplausos de la muchedumbre no se hicieron esperar. Elia vio al que lo compro, un joven con cabellos negros pero en las puntas su color cambiaba a castaño, era lacio, el príncipe llevaba un sombrero pequeño con hermosos bordados, una túnica con manga corta, también con un hermoso bordado que brillaba al sol, piel bronceada y ojos azules, cuando cruzaron las miradas se quedaron allí observándose por unos segundos, Elia no podía explicar lo que sentía, pero no se sintió amenazada o triste por lo que estaba pasando, más bien se sintió a gusto con él, al final salió tranquila de la plaza con pasos ligeros que dejaron a muchos encandilados. Esto dio fin a la venta de esclavos más grande que Felgar tuvo jamás, también fue el evento donde todos los jóvenes, que por algún motivo fueron raptados y transportados al pasado, se separaron sin poder hacer nada al respecto.
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