++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Al final me volví amiga del bartender. Sí, amiga. Suena raro, lo sé. ¿Quién demonios termina la noche siendo amiga del tipo que le sirve los tragos? Yo, claro. Porque mi vida últimamente parece un mal chiste contado a medias. Él me dijo que tenía novia. ¡Novia! Y yo, ya con el calor del alcohol metido en las venas, no pude evitar soltarle, casi entre carcajadas: —Ajá… ¿y entonces por qué querías verme? ¿Qué era todo eso de “dame quince minutos, vas a olvidarlo todo”? Él sonrió, medio avergonzado, medio divertido. Tenía esa sonrisa de tipo que sabe que lo acaban de pillar, pero no se siente culpable. —Ah… porque quería una cita de la app —me dijo, como si fuera lo más normal del mundo. Me le quedé viendo con los ojos entrecerrados, jugando a se

