++++++++++++++ En eso todas seguimos hablando del sexo que tuve con Emiliano, y yo con mi celular en mano, haciéndome la interesante, como si nada, cuando por dentro estaba ardiendo, porque cada vez que recordaba cómo me tomó, me temblaban hasta las piernas. Pero claro, mis amigas tenían que estar ahí, mirándome como hienas hambrientas de chisme, y yo… pues la reina del drama, qué otra cosa podía hacer más que darles lo que querían. Con el dedo jugueteando en la pantalla, entré a la app de citas. Todas se inclinaron sobre la mesa, como si fueran detectives de la CIA y no un grupo de mujeres con resaca emocional y tragos en la mano. Y ahí estaba: varias solicitudes, varios hombres con sonrisas falsas, músculos marcados, fotos frente al espejo y frases cursis en sus perfiles. —¡Miren! —di

