Capítulo 6

1363 Words
—Está mal. Me estas pidiendo que cometa un pecado. Estoy casada. Soy la esposa de alguien. Escuchar su voz tartamudéate seguida de un pequeño sollozo que dejó su garganta temiendo sus acciones. Todo el ser de Zeus se entumeció, no fue capaz de procesar qué diablos acababa de decir. Parecía tan joven y nunca en su millón de años pensó en esta posibilidad. Apartó la cabeza de su cayado y miró directamente a sus ojos llorosos. Intentó encontrar un gramo de duda o mentira en sus ojos pero nada, sus ojos estaban llenos de sinceridad. Zeus siempre había sido un maestro en saber si la persona estaba mintiendo o no con solo leer sus ojos y sus ojos solo reflejaban honestidad, lo que lo enojaba más. —¿Qué diablos acabas de decir? ¿Repetí la mierda? —el gruñó justo en su cara haciendo que presionara su cabeza contra el colchón aún más. “Él es tan aterrador” Ese era el único pensamiento que rondaba en su cabeza. En este momento no parecía menos que un lobo enojado gruñendo y que quería abalanzarse sobre ella para destrozarla. —¡RESPONDEME! —ella se estremeció aun estando debajo de él. Zeus eliminó la distancia dejando que su cuerpo rozara el de ella. Su otro gruñido hizo que ella se preguntara si él era un humano o no. —Y-yo estoy casada. Soy la esposa ...—sus palabras se interrumpieron cuando él cubrió sus labios con su gran palma haciendo que sus ojos se abrieran por la agresividad con la que cubrió su boca. Sus ojos se oscurecieron aún más haciéndola gemir bajo su mano. Parecía que estaba listo para matarla en cualquier momento. Inclinó la cara hacia abajo a su nivel haciéndola cerrar los ojos con miedo. —¡Eres mía! ¡Métete esta maldita cosa en la cabeza! —el refunfuño en su rostro haciéndola estremecerse ante su tono. Puso su gran mano en su espalda y tiró de ella para que volviera a sentarse en su regazo. Su mano encadenada aterrizo en su hombro haciendo un ruido fuerte. Sintió que su muñeca se rompería en cualquier momento por lo pesada que era la cadena y él empujándola aquí y allá estaba poniendo más impacto en ella. Ella respiró aliviada cuando él retiró la palma de su boca. Debido al llanto, no pudo respirar correctamente por la nariz y él también le bloqueó el paso para respirar por la boca. Sentía que en cualquier momento perdería la conciencia. Él tiró de su cuerpo más cerca haciendo que ella lo mirara directamente a sus ojos oscuros. Y de nuevo Zeus se perdió en esos inocentes ojos suyos. Aurora sabía que la quiere y la tendrá por las buenas o por las malas, por lo se sentía aun mas aterrada. —Confía en mí, hermosa, si me doy cuenta de que estás mintiendo, entonces confía en mí, no te gustaría ver qué haré contigo —dijo en voz baja haciéndola tragar saliva ante la obvia advertencia en sus ojos, el agarre en su cintura se apretó un más. —N-no estoy mintiendo —ella susurró sacudiendo la cabeza. El agarre de Zeus se aflojó un poco haciéndola sisear. —Veremos eso —con eso, la empujó fuera de su regazo haciéndola caer sobre el colchón, y en un segundo salió de la habitación haciéndola respirar aliviada. Nunca pensó que el esposo que nunca conoció o que ni siquiera sabe su nombre la ayudaría en una situación tan aterradora. Ahora solo desea que él la deje ir. Se palmeó la cara y comenzó a respirar mientras se limpiaba las mejillas manchadas de lágrimas y la nariz que moqueaba con las mangas. Cerro los ojos y la imagen de su madre volvió a aparecer frente a sus ojos. Tomando una respiración profunda, ella negó con la cabeza y susurro: —No, Aurora, no puedes volverte tan débil. Tienes que ser fuerte, tienes que luchar contra él para tu madre. Respirando profundamente de nuevo secó las lágrimas. Miró a su alrededor solo para encontrar su bolso en la esquina de la habitación. Reuniendo la fuerza suficiente para ponerse de pie, comenzó a caminar hacia la bolsa, pero solo pudo llegar al centro de la habitación ya que la cadena alrededor de su muñeca le impidió dar más pasos hacia adelante. Tiró de las cuerdas que la detenían, pero suspirando derrotada, decidió sentarse en el colchón hasta que ese enorme gorila enojado regresara. Pero tan pronto como dio un paso atrás, su pie pisó algo. Mirando hacia abajo, sus ojos se abrieron un poco y instantáneamente se agachó agarrando la tarjeta de SIM rota. Obviamente era de ella. Su teléfono, recordaba que estaba roto, definitivamente ellos lo había encontrado. Quería maldecirse a sí misma por todo. Nunca debería haber venido sola a esta ciudad. Las burlas de los aldeanos de su pueblo habrían sido mejores que estar en las garras de aquel aterrador hombre que parecía mas a un monstruo de la maldad. Se dejó sentar en el suelo agrietado de cemento sucio y tiro las piezas rotas del sin antes de mirar alrededor de la habitación. Ella estaba tratando de encontrar una ventana y lo hizo, pero el pequeño agujero no fue suficiente para ver las estrellas o la luna. Ella siempre duerme después de mirar las estrellas o la luna o simplemente después de mirar el cielo, pero esta noche sabía que no iba a tener un sueño tranquilo. Suspirando pesadamente caminó hacia el colchón gastado. Con suerte, ese gorila enojado no le preguntaría algo que ella no podría responderle. Mientras tanto……. Zeus agarró el jarrón de la mesa y lo arrojó al suelo haciendo que Lucas corriera hacia la habitación de su jefe. Tragó saliva con miedo al ver lo enojado que estaba Zeus. —Jefe —habló Lucas y agradeció no tartamudear ante la aura oscura qué emanaba Zeus. Zeus giró la cabeza hacia Lucas, quien tragó saliva una vez más al ver sus ojos oscuros. Estaban inyectados en sangre, el revestimiento de sus ojos estaba cubierto de un color rojo oscuro. Si algo tenia Lucas en este mundo, esto era la ira de Zeus ya que siempre se veria afectado de cualquier modo sin querer. —¿Sabes lo que dijo esa perra? Dijo que está casada. Lucas frunció el ceño ante su gruñido inusual. ¿No se suponía que él la mataría? Entonces, ¿Importa si está casada o no, la van a matar de todos modos?, pensó para si mismo, pero la mirada aterradora de su jefe hizo que sus palabras salieran por si solas. —Pero jefe ¿No se supone que debemos matarla? Entonces ¿Por qué importa si está casada o no? Una pequeña risa oscura salió de los labios de Zeus haciendo que Lucas mirara hacia abajo. —Todavía no entiendes ¿Verdad? —dijo mirando la chimenea de su habitación. Las llamas ardientes del fuego se reflejaron en sus ojos oscuros haciéndolo sonreír ante sus pensamientos. Se veia tan aterrador y a la vez jodidamente sexi. —La quiero. Quiero que sacie a mi bestia hasta que pueda deshacerme de esta atracción impulsiva que me insta a cruzar todos los límites para hacerla mía. Lucas tragó saliva al ver las llamas ardiendo en sus ojos siniestros. —¿Averiguar quién diablos es su esposo? Pregúntale su nombre y sácalo de donde se esconde. Sácalo de su lugar. Lo quiero frente a mis pies lo antes posible. Lucas asintió con la cabeza tragando saliva. —¿Qué planeas hacer con él? —preguntó con un tono inseguro que hizo que Zeus entrecerrara los ojos hacia la chimenea. —Tu estupidez supera tu inteligencia -siseo impaciente haciendo que el propio Lucas se extremeciera-. Soy considerado como el dios griego de la maldad por una razón —murmuró, mientras Lucas mirara hacia abajo en comprensión. Sabía que, si Zeus quiere algo, no importa si es un humano o un mero objeto, lo conseguirá por las buenas o por las malas. Él quiere a esa chica, entonces ella será suya. No importa si está casada o soltera.
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