—Tengo un burdel en el que puedes convertirte en prostituta. El más vendido, debo decir. Tan pronto como esas palabras salieron de sus labios, Aurora apartó la mano de su brazo y se alejó de él con puro terror. Sus ojos estaban muy abiertos y llenos de incredulidad. —Crees que te mataré tan fácilmente. Recuerda querida, si algo no sale como quiero, sé cómo encarrilarlo. Así que es mejor que elijas sabiamente. Porque —hizo una pausa cuando una sonrisa maligna apareció en sus labios—. Si algo no puede ser mío, no lo dejo para nadie —diciendo eso se puso de pie y lanzándole una última mirada fría, salió de la habitación dejando a la chica temblando de frío y miedo. Tan pronto como cerró la puerta, su sonrisa cayó y sus ojos se oscurecieron al recordar las palabras que le dijo. ¿Desde cuán

