Aurora no perdió tiempo y por la mañana lo primero que hizo fue volver corriendo al banco donde guardaba su DNI y pasaporte. Agarrando esas cosas importantes, regresó a la estación de autobuses solo para recibir una sorpresa de su vida.
—¿Qué quieres decir con que no hay ningún autobús que vaya al pueblo de mierda durante una semana? —ella cuestionó entrando en pánico. No tenía dinero para reservar un vuelo y no pensó en esta posibilidad.
Llegó a esta ciudad en autobús y pensó que regresaría en él, pero el hombre sentado en el puesto de boletos claramente la rechazó. Se palmeó la cabeza y se dejó caer en la silla.
—¿Qué me está pasando? —murmuró sintiendo lágrimas nublando su mirada, pero no las dejó salir.
Ella necesita encontrar un lugar, un lugar escondido muy lejos. No puede permit
