Cuando Aurora llego al comedor, Zeus no estaba presente allí. Ella suspiró aliviada y se sentó a la mesa, encontrando que la mesa ya estaba llena con mucho desayuno. Miró hacia arriba y encontró a Lucas trayendo una jarra de jugo y agua y colocándolos sobre la mesa. —Todo está hecho por nuestro chef profesional. Espero que lo disfrute, señora —diciendo eso, trató de salir, pero Aurora lo detuvo. —Lucas. Lucas se dio la vuelta alzando las cejas. —¿Cómo está Ana? ¿Dónde está? —los ojos de Lucas se suavizaron ante su pregunta, pero su cara de póquer no cambió. Él asintió con la cabeza. —Ella está bien, señora. No te preocupes. No dejaría que ningún daño se le acercara —diciendo esas palabras como una promesa, salió y ella miró su espalda confundida. —¿Qué se supone que significa eso? —m

