—Omán mi querido Dragón del desierto, mira quién está aquí para verte, ... es nuestra querida Adila —la chica le rebosó una sonrisa amplia a Omán, pero éste ni le dió bolas. Pero Omán solo la mira y nisiquiera sonríe, él las ignora y se enfoca en hablarme a mi. Al ver esto, Aleida la madre de Omán, se enfurece, pero se controla, resopla con indignación y me escudriña a mí. Omán solo les frunce el ceño, mientras entra a la enorme sala del Castillo de sus padres construida tan hermosamente majestuosa. Lo cierto es que Aleida, ella es la madre del príncipe Omán, pero Aleida a criado también a Assad, para Aleida, la mujer perfecta para ser la primera esposa de su hijo es Adila. Y para la señora del monarca actual, yo no soy su mejor opción, no soy santo de su devoción. Pude constatarlo