A la mañana siguiente un bullicioso de personas despertó a la pareja de casados, bueno, ella seguía como la bella durmiente.
Cuando el empleado se acercó el príncipe Omán preguntó si que pasaba.
El servidor de la casa agachó la vista al suelo, pues eran la mayoria de la población que estaba celebrando la primera noche del príncipe heredero con su doncella.
—Ellos quieren ver las sábanas blancas usadas anoche. —Dijo el sirviente, Otra mujer del servicio confirmó sus palabras.
—Las mujeres del harén quieren ver la mancha de la pureza marcada en sus sábanas de anoche —Dijo la empleada.
Enseguida el rostro de Omán se llenó de una nube oscura. Era verdad que él era de estas tierras, era verdad que él nació en medio de la cuna de la realeza de este pueblo, pero había cosas que odiaba.
Esto
