2. Sentido de Culpa

1330 Words
[ZAED] Siento como el ritmo de mis pulsaciones aumentan al golpear su puerta, siempre me sucede lo mismo, y sé que es la adrenalina que ella me provoca lo que me pone así. Espero pacientemente a que ella abra, y cuando finalmente lo hace la tomo por la cintura acercando su cuerpo al mío y sin rodeos comienzo a besarla como un desquiciado mientras entramos a la casa y cerramos la puerta detrás de nosotros de un empujón con nuestros pies en una especie de movimiento sincronizado de parte de los dos. Hace una semana que no la tenía para mí y ya mi ser entero la reclamaba. —Como me has hecho falta.— Le digo entre un beso y otro mientras que sin soltarnos vamos subiendo la escalera conociendo de memoria el recorrido de su casa.  —Esto es tu culpa... ¿Por qué te has ido a Madrid?— Me pregunta con sus manos colándose por debajo de mi camiseta y sentirla así me altera completamente.  —Ya lo sabes... trabajo.— Respondo y mis manos van recorriendo sus muslos hasta colarse debajo del vestido que lleva puesto haciendo que ella sonría y me mire a los ojos mientras que se muerde los labios, algo que sabe que me pone a mil.  —La próxima me voy contigo para que nos encerremos en el piso que tiene allí.— Habla agitada y mi camiseta cae al piso mientras entramos a su habitación. —Si vienes conmigo no podre trabajar... ya sabes como es esto— Comento.  —Esa es la idea, ahora cállate y no dejes de tocarme como lo haces.— Me pide y tal como lo hacemos siempre las prendas vuelan por el aire hasta que quedamos completamente desnudos y caemos sobre su cama, no sin antes haber sacado el preservativo del bolsillo de mi pantalón. Esto somos nosotros, fuego, pasión, besos, caricias, y un deseo que nos consume cada vez que estamos juntos. Tenemos sexo como con nadie, nos conocemos tan pero tan bien, que sabemos lo que cada uno necesita, donde colocar nuestras manos, donde besarnos, y como llegar al placer rápida o lentamente si así lo queremos. Sus dedos rozando mi espalda mientras que profundizo cada una de mis embestidas...mis dientes mordiendo su lóbulo... su boca mordiendo mi hombro... sus caderas moviéndose al compás de las mías para sentirnos más... todo esto nos hace explotar de placer.  —Sí que nos hacía falta.— Murmuro mientras lentamente salgo de ella.  Nayra se acuesta de lado e intenta recuperar el aire. —Como no te das idea.— Responde agitada. —Esto se nos está yendo de las manos Nayra.— Expreso como tantas otras veces y es que en verdad ya no sé a donde nos llevara toda esta situación. —¿Otra vez Zaed? Creí que ya habíamos hablado de esto.— Sentencia un tanto molesta.  —Sí, lo hemos hablado, pero no hemos llegado a nada.— Digo mientras me acomodo en la cama. Ella respira profundo y se me queda viendo como intentando encontrarles una lógica a mis palabras —La pasamos bien, no sé cuál es el problema.— Reitera.  —¿No quieres algo más para tu vida?— Indago y la miro mientras que ella voltea a ver a la nada. De repente su mirada se centra a mi una vez más —¿Algo como qué?— Pregunta confundida. —No sé, enamorarte...— Digo por decir.  —Zaed, tú sabes cómo me ha ido en el amor cuando lo intente.— Explica y sé que ese es un tema un tanto complicado para ella, pero no se puede cerrar al amor solo por eso.  —Sí, pero quizás es por esto que nosotros tenemos que nada funciona.— Expongo.  Ella entrecierra sus ojos —¿Qué sucede? ¿Por qué hablas de esto?— Me pregunta alarmada. Suspiro profundamente y la miro —Es que sigo sintiendo culpa.— Admito.  —Nadie sabe de esto.— Reitera.  —Es que tú no entiendes.— Intento explicar. —¿Qué cosa no entiendo?— Pregunta mirándome con dudas.  —Nada... déjalo así, creo que estoy estresado, eso es todo.— Me excuso y es que yo no puedo decirle lo que Alejandro siente por ella, no me corresponde hacerlo a mí.  —El sexo reduce el estrés.— Dice entre risas.  —¿Tú dices?— Cuestiono sonriente.  Esto es lo que me pasa con ella. Toma solo una frase, una palabra, y ahí caigo nuevamente en todo esto que ni siquiera sé que es —No solo lo digo yo, si no los estudios hechos al respecto.— Presenta divertida.  —Comprobemos la teoría.— Propongo y así es como volvemos a comenzar siendo yo quien atrapa su cuerpo con el mío.  […]  Una vez más caemos rendidos sobre su cama sin poder hablar, ni movernos por lo cansados que estamos. La casa está en absoluto silencio, y las palabras entre nosotros sobran en estos instantes. No sé cuánto tiempo permanecemos así, pero de pronto, el ruido de una puerta abriéndose nos hace saltar de la cama y comenzar a vestirnos a toda prisa. —¡j***r, han llegado mis padres!— Dice mientras que nos vestimos a toda prisa.  —¡Toma!— Le exclamo mientras le doy el control a distancia de la televisión.  Ella se termina de colocar su vestido y acomoda su cabello rápidamente. Me aseguro de que nada haya quedado en el suelo y de esta manera ambos nos acomodamos en la cama para pretender estar recostados viendo una película. No es la primera vez que algo así nos sucede, y esto es lo que hace que todo sea muchísimo más intenso y nos provoque más.  Justo en el momento que ya estamos en posición alguien golpea la puerta y ella da el permiso para que pase. Al abrirse la puerta, veo a su padre vestido de manera casual y con una enorme sonrisa en su rostro —¡Zaed, estas aquí! Que bueno verte ¡Hola!— Dice sonriente y se acerca a saludarme. —¡Hola Humberto! Sí, he venido a ver una serie con Nayra. Ya sabes, como estuve de viaje por los negocios de la familia, le debía una tarde de amigos a tu hija— Digo intentando sonar lo más normal posible. —Vale. Hija, hemos regresado antes porque tu tío se ha sentido mal.— Le explica él haciendo que ella se preocupe de inmediato.  —¿Se encuentra bien?— Le pregunta preocupada. —Si, solo problemas con la presión. Ya sabes cómo es él, pero bueno los dejo para que sigan con lo suyo, solo no quería que te asustaras si escuchabas ruidos en la casa.— Dice mirando la pantalla de la televisión y se retira —¡Casi!— Me dice un instante después de que su padre cierra la puerta y comienza a reírse contagiándome. —¡Estamos locos!— Digo sabiendo lo mal que esta todo esto. —Puede ser, pero no me digas que no es genial— Comenta sonriente. —Demasiado... Ay Nayra... ¿Qué haremos con todo esto?— Le pregunto.  —No busques respuestas ahora.— Dice seria y me mira de una manera que me convence. —Es que no podemos seguir así.— Trato de hacerla entrar en razón.  —¿Quién lo dice?— Me replica —No sé, pero no es normal.—  —Eso ya lo sabemos, ahora quédate a ver esta serie que ni sé de qué se trata porque si no se darán cuenta.— Me pide como si nada y se abraza al cojín.  Otra serie que nos toca ver y otra vez esta culpa que llega a mi después de tener sexo con la mujer de la que mi mejor amigo está enamorado «si tan solo ella supiera lo que pasa por mi mente.»
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