(Yo, tú, ella) ¿Existe en el mundo algún medicamento, antídoto o cualquier remedio capaz de curar una gangrena avanzada, de la cual nuestro matrimonio mostraba dolorosos síntomas? Esperaba que sí. Un día, la solución llegó por sorpresa, y fue totalmente distinta a la que yo jamás hubiera podido imaginar o esperar. En aquel momento desenmascaré a un hombre que resultó ser cobarde e infiel: mi marido. Una persona que no titubeó a la hora de romper las reglas fijadas con el matrimonio. Descubrí la existencia de una amante, de su doble vida. Su traición hacia mi persona me quemó el alma, y la confirmación de la noticia con descaro, me hizo sentir asco, dolor, postración. La mujer era una rusa veinteañera. Tan miserable y banal, tan pobre, tan mísero. Unos cuantos días después de cono

