Apenas abrí los ojos voltee a ver el reloj, ¡Wow! Me sorprendí de la hora. No pensé que fuera tan tarde. Las diez de la mañana. No suelo dormir tanto. Aunque en realidad no dormí casi. De solo rememorar todo lo que sucedió hace unas escasas tres horas, sentí coraje conmigo mismo por haberme dejado llevar de esa manera. Mi mente no quiere involucrarse de forma alguna carnal ni sentimentalmente con esa mujer, pero mi cuerpo, mi instinto animal toma la delantera. Pareciera como si una fuerza superior me empujara a ella sin reaccionar. Cualquier gesto que esa mujer hace, de solo verla me produce placer, un placer enfermo, pero que me da satisfacción.
Después de haber estado en su habitación en la madrugada, al ver esa tentación casi al desnudo, regresé a la mía con la intención de dormir, sin
