Mirada inocente

1739 Words
Sebastián Llego a las oficinas Williams, todos me miran con curiosidad, me pregunto si ya saben que me casare con la nieta del dueño aunque, no lo creo, por las miradas coquetas que me lanzan las mujeres y uno que otro hombre, salgo del ascensor en el último piso, camino lentamente, tocó la puerta, entro cuando escucho una voz femenina decir adelante, al ingresar completamente veo detrás del escritorio a Aithana con otra chica una joven alta, bonita, su cabello rubio oscuro, delgada, ojos verdes, la cual me escanea de pies a cabeza con una sonrisa en su rostro, lo que me causa curiosidad pero, no lo hago notar. —Buenos días Sebastián, ella es Alany mi secretaria, estará pendiente de todo lo que haga falta, estarás en la sala de juntas pasando esa puerta —me indica otro salón al lado de su oficina tiene puerta de vidrio —. tienes un teléfono marca el número dos cuando la necesites-. —Mucho gusto —le tiendo la mano a Alany, ella la toma y sonríe. Se queda estática mirándome con la misma sonrisa. —Alany —Aithana le habla a su secretaria, sigue congelada en la misma posición —¡Alany! —. Esta vez habla en un tono más fuerte Voltea a ver a su jefe con una pequeña risita en su rostro —¿Qué decías? Aithana solo niega con la cabeza y le dice: —por favor acompaña a Sebastián y le muestras los archivos y demás. —Si claro, sígame por acá por favor. —Gracias —le digo a Aithana, ella sonríe y asiente, todos sonríen aquí, yo no me siento cómodo para corresponder tanta amabilidad, no sé que tan real sea, ella y su abuelo están manejando mi vida a su antojo, ahora mismo debería estar en mi oficina ocupando mi tiempo en mantenerla a flote hasta que Robert nos transfiera el capital. Me acomodo en la mesa y comienzo a revisar los documentos en eso habla Alany —estaré pendiente si necesita algo más. —gracias —atino a decir Ella sale por la puerta principal de la sala de Juntas. Después de un par de Horas veo que Alany está con Aithana en la oficina camino hasta la puerta que une la oficina con la sala de juntas abro la puerta las veo reír mientras Aithana se ha quitado las gafas para masajear su nariz —Disculpen —ellas me miran, pero mi atención cae en Aithana la cual tiene una mirada inocente detrás de esas enormes gafas y una linda sonrisa que hace que quede paralizado, algo en mi pecho se acelera, sacudo mi cabeza y salgo de mi ensueño rápidamente. Alany me mira y responde —si dígame. —necesito los balances del último trimestre por favor. —¿Sucede algo? Pregunta Aithana mirándome a los ojos. —No, solo quiero corroborar un par de datos. —Está bien. Alany Sale de la oficina mientras yo me dirijo a la sala de juntas. En un momento vuelvo a ver a Aithana que aún sigue sin gafas mirando unos papeles en su escritorio, aún perdido en su rostro alcance a notar que es muy joven y tiene un bonito rostro, no entiendo porque lo oculta. Aithana Aún esperamos que Sebastián llegué, Alany no está dispuesta a salir de la oficina hasta que lo vea. Sentimos que alguien toca la puerta, ella me mira emocionada, yo pongo los ojos en blanco. El entra, se ve realmente guapo, lleva un traje n***o a la medida, camisa blanca, corbata negra, cabello perfectamente peinado, y como la última vez no se ve nada feliz, me preguntó si alguna vez sonríe. Alany está tan encantada que la pierdo por un instante hasta que logro despertarla del “encanto” y ayuda a Sebastián a ubicarse en su oficina provisional, pensé que era mejor que esté cerca de mí y Alany para resolver sus dudas rápidamente. La mitad de la mañana perdí a mi secretaria, no estaba por ninguna parte, iba a tomar mi celular para escribirle, pero en ese instante y como de costumbre cuando estoy sola en la oficina ella no se molesta en tocar, entra con una enorme sonrisa. —Amiga dile a tu adorable abuelo que yo también soy una soltera sin remedio para que me consiga un esposó como él —apunta a la sala de juntas, me mira con el ceño fruncido y pregunta —¿Por qué no estás feliz? Puedes darte la oportunidad, se ve que es buen tipo además que está como quiere. —Alany pudiste notar que ni siquiera me miró, creo que está situación del matrimonio arreglado no le gusta nada además que seguramente piensa que soy la que organizo todo para obligarlo a qué este conmigo. —tiene sentido jefa, pero vas a tener un año para explicarle que tú no tienes nada que ver, amiga no me digas que no quieres quedártelo, deja que te conozca, solo debe conocerte para que quede fascinado contigo, además eres la envidia de todo el edificio ya se corrió el rumor de que es tu prometido. La miro confundida mientras apoyo en codo en el escritorio y tocó mi frente con la mano. —¿cómo se enteraron? —perdón, pero no podía permitir que las mujeres de esta compañía lo vean con deseo y piensen que tienen oportunidad con él, es la noticia de hoy, que un hombre así de guapo este aquí, tu solo traes señores nada atractivos para trabajar aquí —explica arrugando la nariz —, así que ya les informe que es tuyo —lo dice con una gran sonrisa. Solo puedo reírme y negar con mi cabeza. Antes de contestar entra Sebastián, Alany y yo nos giramos al tiempo en su dirección, me mira un momento, pero, cambia rápidamente a dónde está Alany solicitando unos balances, los dos salen de la oficina mientras continúo revisando los documentos pensando seriamente en que este matrimonio es una mala idea. Al rato Alany entró a la sala de juntas hablo un momento con Sebastián, toma el teléfono de la sala de juntas al instante suena mi teléfono es ella —jefa, puedes venir un momento el señor Torres tiene una duda. —ok, voy para allá. Me levanto de la elegante silla extrañada. Alany está al tanto de todo, no me necesita en lo absoluto, camino hasta la sala de juntas, abro la puerta para encontrarme con la mirada pícara de Alany mientras Sebastián está revisando algo en el computador —¿Qué sucede? —El señor Torres me pregunta quién es el beneficiario de la cuenta sin nombre la cual ha recibido mensualmente cantidades considerables de dinero—. Observo a Alany sin entender porque me pregunta eso, cuando sabe perfectamente la respuesta, ella me guiña un ojo, lo que me hace entender que quiere que me acerque al chico frente a nosotras, yo pongo los ojos en blanco y suspiro. No me pone nerviosa estar cerca de el ya me di cuenta que no le intereso, además es un tema de negocios lo cual domino perfectamente. Ella acerca una silla junto a él para que yo me siente, mientras lo hago, la veo haciéndole un gesto de reclamo, ella sonríe y se va, apenas cruza la puerta Sebastián comenta: —Es mucho dinero. —SÍ, permíteme te explico- —abro un archivo en el cual se encuentran todas las fundaciones que dependen de Williams CORP —El código que aparece en el balance es donde unificamos todas las fundaciones que maneja la corporación y los aliados que tenemos, se hace para simplificar el trabajo de contabilidad así mismo se unifica gastos por fundación. —Entiendo son muchas fundaciones. —Lo son, pero, la corporación no es la única que las apoya tenemos varias empresas que se interesan en ayudar, nosotros también somos el canal que une empresas con fundaciones. —¿Por qué no lo sabía? —Tus empresas hacen parte de las que apoyan esta causa, seguramente tú padre aún no ha encontrado el momento para comentarte y por lo que tengo entendido estuviste un buen tiempo fuera del país. —Si seguramente, ¿cómo llegaron las fundaciones a ustedes? —Mi madre desde muy joven se interesó en los niños, las mujeres, madres solteras, después de un tiempo, llegaron las personas enfermas de bajos recursos que requerían algún procedimiento o cirugía de alto costo y en ese camino encontró muchas personas que necesitaban ayuda, ella miró que en la posición en la que se encontraba podía ayudar y encontrar más personas que se unan y así creció y creo nuevas fundaciones, cuando ella y mi padre murieron mi abuelo continuo el apoyo igual que las demás empresas. —¿y tú estás involucrada? —Claro que si yo voy todos los sábados a visitar una o dos y me encargo de supervisar que todo esté en orden. Un rastro de sorpresa pasa levemente por su rostro, pero lo apagó inmediatamente. —¿Cuánto tiempo estuviste fuera del país? —le pregunto. —Tres años, fui a Inglaterra para terminar mi postgrado e hice un máster en economía Global. —¿Por qué terminaste tu carrera allá? —mi abuelo vivía allá, el enfermó y era todo para mí, me mudé para estar con él, estando allá lo ayude en su lucha contra la enfermedad, pase entre clases y estar al pendiente de él, luego cuando se agravó en ir a la clínica, al terminar mi postgrado el falleció y yo me quedé un poco más entre lo que hacía el máster y aceptaba que él se fue. —Lo siento mucho. —Está bien honró su memoria apoyando las empresas que él nos dejó, es lo que él querría. —¿Qué sucedió con tus padres? —me pregunta. —Ellos fallecieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía 10 años, los recuerdo bien, mi madre era preciosa tenía la sonrisa más linda —.Sebastián sonríe —y siempre estaba para las personas que la necesitarán, mi padre— hago una pausa y después de un hondo suspiro continuo —era un hombre caballeroso, un poco serio pero tenía el corazón de más dulce, vivía por mi madre hacia todo por hacerla feliz, yo era su princesa siempre me hacía sonreír, me enseñaron muchas cosas bonitas —mis ojos se nublan por las lágrimas que amenazaban con salir y sonreí. —Los extrañas mucho —afirma Sebastián y pasa su mano para secar las lágrimas salieron sin permiso y acariciaban mi rostro —Si, aunque, ha pasado mucho tiempo aún no puedo evitar preguntar cómo sería mi vida si ellos aún estuvieran conmigo- No sé porque sentí que podía hablar de esta forma tan sincera con él.
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