— Ya acabo el tiempo. — Suena una alarma. Kane haciendo caso omiso bloquea la puerta con el seguro para que nadie pueda entrar a interrumpir. Continuamos con aquel apasionado beso hasta quedarnos sin aliento, nos quedamos allí un momento intentando regular nuestra respiración, mirándonos a los ojos sin decir nada. Esta vez soy yo quien vuelve a acercarse por más, solo que esta vez el beso no es tan intenso, es más íntimo y dulce. — Creo que deberíamos salir. — Sugiere. — No quiero que hagamos algo de lo que te arrepientas mañana. — Estoy de acuerdo. — Aun intento recobrar el aliento. — Ya puedes bajarme. Kane me roba un último beso cuando me deja en el suelo, esta vez su mano acaricia mi mejilla. — Salgamos de aquí antes de que no pueda detenerme. — Susurra en mi oído. Kane abre la

