Capítulo XI «Golpe de ira»

3121 Words
El mejor momento del día es cuando el atardecer comienza a ponerse, es como si de repente el cielo nos mostrara la belleza de su inmensidad, es su manera de dejarnos en claro que todo lo que nos rodea es más amplio que nosotros. Sus tonos rojizos y naranjas, difuminados entre el azul de sus reflejos me dejan maravillada, es como una sensación que no puedo explicar, una sensación que no tiene una formula correcta para poder moverse por mi cerebro. Cuando estaba en el santuario y veía la interacción de los animales entre si, de repente sin importarles por un instante lo que ocurría a su alrededor, capte la idea de que ellos saben en dónde están, que no es su habitad, pero tratan de encajar juntos, de estar los unos a los otros y al tenerse se hacen cada vez más fuertes. Los humanos no somos iguales, porque mientras exista el hundir y ahogar al otro para sobre salir, pasara. Los animales tienen una inteligencia avanzada, según mi parecer, y aunque puedo decir que ellos también toman esas acciones, pueden ser menos propensas a que ocurran. El humano es malvado con todos, con ellos y lo que lo rodea ¿Entonces porque nos catalogan como animales? ¿Es correcta esa afirmación? Ahora yo soy el animal enjaulado, estoy mirando más allá de lo que no puedo ver, con heridas que no puedo explicar y sensaciones que no son palpables. Ahora estoy aquí, mirando una pared que me divide del mundo real, o de la cruel realidad de la que  me quiero esconder. ¿Realmente lo quiero hacer? -¿Por qué estas acá?- Michelle habla con algo de agitación. Parece que ha estado corriendo cuando la veo sentarse a mi lado, aunque puede ser mejor desplomarse porque por la forma que respira está muy agitada. -¿Qué ha pasado?- le pregunto con algo de intriga al ver todo su cuerpo cansado, las gotas de sudor por la parte trasera de su cabeza, por el área de su cabello se puede ver que esta todo húmedo. -Los niños un día de estos me harán caer agotada de la vida-suelta un suspiro y se gira a verme con su característica sonrisa. Michelle es algo como una chica que no puedes comprenderá la primera si no la analizas, es tan misteriosa como yo, y quizás por eso es que hemos compaginado. Su cabello n***o esta desordenado en una coleta alta. -No creo que hagan eso, es tu mejor distracción, los niños pueden hacer olvidar un poco lo que pasa a tu alrededor- me encojo de hombros mirándola sonreír. -Tienes razón, ellos tienen lo que nosotros ya no- ladeo mi cabeza. -¿Vitalidad?- pregunto mirándola a ella de arriba hacia abajo, su rostro cambia a uno indignado y luego suelta la carcajada. Somos nosotras en medio de un pasillo. -Podemos ir por agua si te apetece- ella asiente hasta que me ve levantarme con algo de dificultad. -¿Aun duele?-  su pregunta me hace alzar mi rostro, asiento un poco apenada por la situación. -No creí que un mal paso me dejara caer y hacerme esto- apunto a hacia mi pierna cubierta. -Podemos colocarse una pomada primero, así el dolor empezara a cesar y quizás puedas caminar con más calma- dejo que ella me guie mientras pasa mi brazo por su cuello para ayudarme –Aunque aún no sé cómo es que has llegado aquí para empezar, pero si Alex te ve ahora mismo, estaría muy enojado- -Lo es y no es algo que me importe por ahora- -Estas un poco rebelde- su tono demuestra algo que no puedo entender. -¿Esta mal rebelarse a esta edad?- ella niega alzando su ceja. -Creo que no y más si todavía aparentas tener 25 años- me ayuda a sentarme en una silla acolchada y busca algunas cosas por el lugar antes de detenerse delante de mi –Subiré tu jeans ¿Estas bien con eso?- asiento a lo que ella me está diciendo, la dejo actuar y luego le ayudo subiendo mi pierna más alto para que no esté tan inclina. -No duele, tranquila- trago hondo cuando veo el morado más grande de lo que pensé. -Aumenta por la presión, las zonas de las piernas son delicadas, como las costillas- no dejo de ver el golpe ni porque ella me está diciendo aquello -¿Por qué dices que no duele?- su pregunta me hace volver a la realidad y por un momento es cuando me siento más tensa. -No sé porque dices eso- miro a un costado evitando la mirada de ella, fue estúpido pensar que decir aquello dejaría a Michelle en silencio. -Se lo que acabas de decir, pero si no quieres hablar de ello no te pediré que lo hagas, solo que por la forma en que estas actuando, algo con el nombre de Trevor está implícito- cierro mis ojos y dejo que las náuseas que se me están despertando se alejen –Lili ¿Estas bien?- ella aparta su mano de mi pierna para tomar mi rostro en sus manos. -Si- mi voz es temblorosa mientras sigo respirando con suavidad. -Lili, tus labios están un poco más blancos, tienes que mirarme, abre tus ojos y enfócate en mí, - hago lo que ella dice. Sus ojos marrones están sobre los míos, como si tratara de buscar algo más allá de lo que mis labios no están diciendo, ella tiene razón, no estoy bien –Habla conmigo cariño, dime que te pasa y busco como ayudarte- niego inhalando y exhalando lentamente como me habían enseñado. -No pasa nada- miro hacia ella pero las náuseas siguen creciendo cuando vuelvo a ver el color morado del golpe en mi pierna. -Lilith- su voz es suave pero con una determinación fuerte –Mírame- hago lo que me pide sin miramientos. -¿Qué tienes? ¿Qué sientes?- trago un poco. -Nauseas- deja salir un suspiro y no deja de mirarme, incluso ella sonríe. -Eso está bien, me gusta cuando me dices cómo te sientes, o que es lo que tienes- asiento a sus palabras. –Te tomaras lo que te voy a dar para controlar tus nauseas, te hará sentir mejor ¿Lo harás?-  asiento de nuevo y ella se mueve por el lugar y luego sale de la habitación en donde estábamos. Me quedo con la pierna alzada y los ojos cerrados hasta que ella entra, siento su presencia cerca y le dedico una sonrisa tímida confiando en ella y sus acciones. -Toma- extiende unas pastillas y un vaso de agua, no pregunto mucho y me la tomo. –Terminare aquí para irnos ¿Bien?- asiento dejando el vaso en la mesita cercana, se mueve con rapidez y baja mi jeans. -Gracias- murmuro pero ella niega con una sonrisa. -Nada de eso Lili, me gusta que me digas lo que pasa- besa mi mejilla y salimos. -Si tiene que ver- digo con algo de vergüenza cuando estamos caminando por los pasillos. Vamos lentos por el dolor fuerte en mi pierna. -No entiendo cariño ¿de qué hablas?- miro a los lado y luego giramos para ir a la cafetería. -Trevor, él tiene que ver- ladea una sonrisa.   Hace seis años…   «Me he levantado algo tarde pero sin apuros. Es sábado por lo que puedo disfrutar de mi tiempo libre. He cepillado mis dientes, aseado mi cuerpo, peinado mi cabello y puesto ropa de salida. Hoy me debo encontrar con mi hermano, vamos a pasar un rato juntos, hemos decidido tener tiempo de hermanos, me ha invitado a desayunar pero no se ha enojado por la hora en que me levante, está más que feliz que pueda disfrutar de mis horas de descanso. Alex siempre es así, lo mejor que me ha pasado. Termino de ordenar y veo que todo quede en orden, Trevor tenía que ir a la compañía, al parecer lo necesitan para poder analizar unas cuentas, se supone que están por lanzar un nuevo auto pero las cifras están un poco disparejas, allí entra mi chico. Trevor y su inteligencia y sobre todo, la manera en que él se desenvuelve hace que siempre lo tengan en la mira como la primera opción, para mi es una maravilla saber que tiene una estabilidad. Yo he conseguido el trabajo, estoy trabajando en la clase de primer grado, he querido lo niños pequeños pero debo comenzar a ganarme algunos rangos para eso, o por lo menos esperar que la maestra que está dando esa área, sea asignada a otra. Por lo menos estoy haciendo algo que me gusta y eso es más adorable de vivir. Veo que todo está en orden por una vez más antes de tomar mi bolso y cerrar el departamento. Bajo rápidamente en el ascensor y veo a mi hermano apoyado en una de las paredes con una sonrisa en su rostro. Azul y gris encontrándose. -Niña linda- extiende su mano y yo la tomo. -¿Qué haremos el dio de hoy?- pregunto con más emoción enlazando su mano con la mía. -He pensado primero desayunar porque estas muy floja y no has comido, luego podemos ir al centro comercial porque he visto unos lugares espectaculares para una montaña rusa virtual ya que no ha llegado la feria, almorzaremos si no tenemos nuestros estómagos revueltos, luego podemos ir a las video juegos ¿Qué te parece mi día?- No he dejado de sonreír mientras entramos a un lugar para desayunar –Creo que lo has planeado a la perfección- alzo mis manos en aprobación mientras buscamos un buen lugar. -Comeremos dos desayunos americanos, pero que sea con jugo de naranja- el pide por ambos y yo veo como es que todo está ambientado como si fuera de madera y naturaleza.     -Creo que has gastado mucho ¿Qué tal si me dejas pagar las entradas?- mi hermano niega cuando le he propuesto esa aberración según su rostro. -He dicho que te invitaba a salir, así que todo corre por mi cuenta- el quita mi cartera de mis manos y la mete de nuevo en mi bolso, el chico delante de nosotros está tratando de retener la risa –Además casi que ni te mueves de ese asiento por querer comerte otra porción de pancakes- arrugo mi nariz y hago un puchero. -Tenían mermelada de fresa- miro hacia el cielo llevando mi mano a mi pecho. -Tu favorita- niega con una sonrisa luego de decir aquello y le pasa unos billetes al chico para que nos deje pasar –Solo no vomites la mermelada de fresa o nos quedaremos a limpiar el desastre- el murmura cerca de mi oído y tira de mi muñeca para que entremos al lugar.     -Hemos sobrevivido- alzo mis manos moviéndome de un lado a otro. Alex hace la mueca de que esta disparando con sus dedos y yo dramáticamente me lanzo a una pared como si me hubiera disparado. -Claro que yes- al hace pose de diva y me toma de la mano para llevarnos a otro lugar. –He pensado en ir aquí, creo que puede gustarte- veo como entramos a una tienda de libros. -Maravilloso- cierro mis ojos y el me abraza desde la espalda. -He visto algunos que te pueden gustar, pero creo que solo depende de ti-  dejo un beso en su mejilla y tiro de su mano para que me compre cuantos libros deseo. -¿Cómo está tu bolsillo?- le hago la pregunta y el entrecierra sus ojos. -Un poco adolorido- abre sus ojos y los cierra cuando escuchamos una canción por los altavoces. Thunder de Imagine Dragón nos hace mover el cuerpo de un lado a otro. Vamos al compás de la música y nuestros pasos coreográficos están perfectos, incluso creo que tenemos algunas personas mirándonos. Ambos saltados hacia adelante y devolvemos tres pasos hacia atrás, alzamos nuestras manos, pero una de ellas pasa por el centro de nuestro cuerpo mientras la otra se queda en el pecho y hacemos el movimiento al mismo tiempo como si sacáramos el pecho y volviera a su lugar. -Locos- palmeo su mano y vamos hacia un pequeño puesto de helados.     Caminamos golpeando hombro con hombros por las calles, ya había caído el atardecer y me sentía gloriosamente satisfecha, pasar tiempo junto a Alex siempre es uno de mis pasatiempos favoritos, su aura y la forma de ser cuando estamos juntos es capaz de subir la energía. -Gracias por pasar este día conmigo- confieso mientras vamos de camino al departamento. -No debes agradecer nada, eres mi hermana y la persona que más amo- hago un puchero porque aquello es muy tierno de su parte –No importa que, tenemos la misma sangre y seremos hermanos, somos únicos- ladea una sonrisa. -Me gustaría más tiempo junto a ti- lo abrazo por la cintura cuando ya estamos frente al edificio. -Todo el que quieras, solo tienes que pedírmelo, siempre sacare tiempo para ti y si no, te hago hacer mi trabajo con tal de estar juntos- entrecierro mis ojos porque e a donde va. -O quizás te gustaría hacer planificaciones conmigo- sonrió al decir aquello causando que el niegue abrazándome. -Te amo ¿Lo sabes?- asiento y lo aprieto más a mí. -Te amo más- nos soltamos luego de aquella confesión, veo su mano agitarse en despedida mientras entro al edificio. Dejo salir un suspiro satisfecho cuando abre el ascensor, subo a mi piso y abro la puerta. Veo que todo el lugar está en silencio pero el área de la cocina tiene la luz encendida. -¿Trevor?- pregunto para ver si ha llegado, pero el saco y su maletín en la mesa de entrada me dejan claro que sí. Una sonrisa se forma en mis labios por mostrarle todo lo que he hecho con mi hermano el día de hoy, y por decirle lo unido que estamos volviendo a estar, pero su voz profunda me hace detenerme. -¿En dónde estabas Lilith?-  la voz es más gruesa a un costado, él está cruzados de brazos cerca del pequeño comedor. -Estaba con Alex- digo extrañada por su tono de voz. Veo su rostro y parece más serio de la habitual. -¿Por qué me mientes?- frunzo mi ceño y trato de acercare pero él se aleja un poco –Mentirosa, eso es lo que eres- -¡¿Pero qué?!- me alejo un poco de el no creyendo lo que dice. -¡Me han dicho que estabas por allí con un tipo, Lili!- sus palabras son fuertes, y ha subido el tono de voz casi tres octavas. Básicamente él me estaba gritando. -Estaba con Alex- digo alzando mis manos. -¡ESTOY TRABAJANDO Y TU TE VAS DE PUTA!- mis ojos se abren de asombro y cuando menos lo pienso siento como me toma del brazo y me lanza a la pared de un solo jalón -¡Mentirosa!- giro mi rostro para verlo pero su mano se alza y cuando menos lo pienso impacta sobre mi mejilla. -¡TREVOR!- grito con horror cuando impacta de nuevo otra bofetada en mi mejilla. -¡MENTIROSA!- da una tercera y caigo de trasero al suelo. Lo miro desde abajo mientras mi mejilla arde, mi labio está un poco partido porque puedo sentir incluso el sabor metálico desde la parte interna de mi boca. Sus pasos son algo torpes cuando se aleja y me ve en el suelo, su rostro esta rojo de ira y yo solo me hago más pequeña en el suelo. -Me estas engañando y no tienes la valentía para decírmelo- se ríe en mi rostro y yo niego cuando mi teléfono comienza a sonar en mi bolso, él lo arranca de mi brazo y lo abre tomando el teléfono, ve el nombre y luego lo gira para mirarme con indignación. El marca llamadas dice “Lindo” es como tengo a mi hermano agregado pero la ira que tiene en su rostro lo hace pensar que no, porque no le veo otros sentido. -¿Quién malditamente eres?- suelta con rudeza. Con el poco de valor me levanto para quedarme recostada en la pared -¿Alex? ¿Entradas?- mi labio comienza a temblar y mis lágrimas comienzan a bajar, abro mi bolso y las saco y las lanzo a la mesa para que el las vea. El entendimiento cruza en su rostro y cuelga. -Lili, cariño- su voz es suave pero yo voy corriendo a la habitación mientras el grita mi nombre.   Fin del flashback   -¿Cómo fue que lo permitiste?- la voz aguda de Michelle es casi palpable entre el asombro y la incredulidad. -No lo sé, solo me escondí- bajo mi rostro y mis lagrima amenazan con volver a salir. Cierro mis ojos porque estoy sintiendo de nuevo las náuseas. -Inhala y exhala- Michelle me toma de los hombros por la espalda y me ayuda a levantar mi brazos –Al igual que lo hacías hace un rato- asiento tratando de controlarlo -¿Es por eso?- no entiendo así que ni siquiera digo algo –Te dieron nauseas cuando observaste el golpe ¿Te recuerda ese suceso?- -No solo ese- aprieto mi mandíbula y mis lágrimas no pueden detenerse. -Cariño- Michelle me abraza mientras mis lágrimas bajan. -¿Qué ha pasado?- la voz estridente de mi hermano me hace alzar el rostro y a Michelle dejarme libre -¿Por qué estas llorando?- mi acompañante traga hondo y dejo salir un suspiro -Michelle- el alza su ceja antes de volver a verme. -Ella no tiene nada que ver- digo con algo de dificultad. -No tiene nada que ver pero te encuentro llorando con ella ¿Entonces?- no aparta la mirada de ninguna –Quiero una respuesta y si no me la das tu entonces lo hará ella- apunta a Michelle sin miramientos. -Solo hablábamos- dice con algo de miedo al ver la mirada azul afilada de Alex. -Solo abrázame, por favor- es lo único que puede decir para calmar el ambiente, y aunque puede servir para que él se calme, también sirve para que mi llanto cese. -Lili- susurra en mi oído y no puedo detener mi sollozo en sus brazos –Estoy aquí, estamos aquí, no estás sola, recuerda siempre eso- asiento aun sintiendo los hipidos envolverme. -Nunca nadie te tocara de nuevo- la voz de Michelle hace que mi hermano alce el rostro, un gruñido sale de sus labios antes de dejar un beso en mi frente. -Y quien te toque, estará bajo tierra horas después- su demanda es fuerte y quizás es lo único que me calma –Nadie lo hará de nuevo Lili, lo prometo- 
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