Pippa se quedó pasmada allí sentada en la silla, con sus ojos y boca abiertos de par en par, porque ahora prácticamente toda su familia estaba en la calle, ya que la condesa no les había dejado por herencia ni siquiera una de sus casas. Toda la mayoría de sus bienes habían sido heredados por Rosa y Henry quienes eran los dueños absolutos de todo el legado Wallas. A su vez, Henry también estaba asombrado porque al ser el bisnieto menor, jamás pensó que iba a heredar todo lo de su abuela Agnes y que a su vez se tenia que casar con Rosa María de nuevo. Asi que, el pelinegro también muy afectado con todo lo que sucedía y más al escuchar que el nombre de Alexander Wallas su hijo le dijo lo siguiente al testador: —¿Mi hijo? Yo no tengo hijos con Rosa. El testador no sabía nada de la existencia

