Posteriormente, Rosa y la condesa unos días de disfrute allí en Londres en su nueva casa ubicado en una zona muy importante de la ciudad la cual estaba valorada como en unos cincuenta millones de euros. Rosa no podía negar que le encantó el sitio porque era muy elegante y lujoso al estilo de los Wallas. Y a su vez, no podía negarle ese estilo de vida a su pequeño hijo por ordenes de la condesa porque prácticamente había dado a luz a un pequeño clon de su padre y antepasados. Hace días atrás… La condesa en su silla de ruedas junto con Gertrudis y con Reginald, habían ido a aquella gran casa que le regaló a su bisnieta favorita Rosa y a la luz de sus ojos, Ricky o ahora en un futuro llamado Alexander. Al chiquillo le encantó la casa porque tenía un pequeño patio en donde podía jugar con lo

