Abrió los ojos con pesadez, le dolía la cabeza y sentía sus extremidades pesadas. Rodó en la cama buscando consuelo para su adolorido cuerpo mientras sus ojos adormilados buscaban acostumbrarse a la luz. Una brisa fría se colaba entre las pálidas cortinas y de algún modo, en aquel viejo motel se sentía cómoda, podía sentirlo casi como un hogar. Al menos, en ese cuarto rentado nadie podía humillarla, ni mucho menos lastimarla. Amargamente recordó el suceso en la mansión Bettencourt, donde su padre perdió el total control de sí mismo, donde su madre observaba todo de brazos cruzados con cierto morbo. ¿Por qué? ¿Qué hizo de malo para merecer tal desprecio por parte de ellos? Toda su vida hizo lo que ellos deseaban con la única finalidad de hacerlos sentir orgullosos, se ganó el odio de todo

