A Dafne comenzó a dolerle la cabeza, era un dolor punzante e intenso, un dolor que le arrebataba el aliento. Aunque no sabía si su reacción era normal por despertar hace tan poco o por ver a James Blake frente a ella. La rubia sentía que cada latido de su desquiciado corazón taladraba sus oídos y sus manos temblaban ligeramente denotando sus imprecisas emociones. ¿Cómo no sentirse de ese modo? Habían pasado diez malditos años desde la última vez que se vieron. ¿Qué hacía James ahí? ¿Cómo diablos se había enterado de su lamentable situación? Abrumada por la avalancha de emociones que la invadían en ese momento, tomó el pequeño interruptor que estaba sobre la mesa de luz a un lado de su cama. De algo estaba segura, no quería a James Blake ahí. Aún no se sentía preparada para enfrentarlo, pa

