James observaba en silencio mientras Dafne se terminaba de maquillar frente al espejo. La luz suave del cuarto resaltaba sus rasgos, y la elegancia con la que se movía lo dejaba sin aliento. Era tan sobria y hermosa, recordándole a aquella niña inalcanzable de la que se había enamorado años atrás. Había algo en su esencia que nunca había cambiado, una chispa que siempre lo atraía. Dafne, era una constante en su vida y quería que fuera de ese modo hasta su último aliento. Finalmente, Dafne se giró hacia él, y una sonrisa radiante iluminó su rostro. — ¿Cómo me veo? —Preguntó, su voz cargada de expectación. —Hermosa —respondió James, sin dudarlo. —Siempre te ves hermosa. Te veías hermosa incluso descremada en aquella cama de hospital. Siempre eres hermosa. Dafne sonrió aún más, y en un ins

