Maeve —Tenemos una cena formal esta noche en la casa de Jackie, —dijo mamá apenas crucé el umbral de la puerta. —Hola a ti también, —respondí con una sonrisa ante su saludo. Me acerqué a la cocina, donde ella estaba organizando lo que parecían ser ingredientes para algún plato especial, y le di un beso en la mejilla. —¿Podrías invitar a Luca? No ha aparecido por aquí y me gustaría que nos acompañe... —sugirió, mirándome con esa expresión esperanzada que conocía tan bien. —No tientes al diablo, —reí, llenando un vaso con agua del grifo. —Si lo nombras tres veces, seguro que aparece. Mamá soltó una carcajada, aunque su sonrisa no logró ocultar la sombra de preocupación en sus ojos. —No puedes negar que se ven muy bien juntos... —insistió, apoyándose en la encimera con los brazos cruza

