–¿Disculpa? ¿Pero quién te ha dejado pasar? Se supone que los clientes no pueden entrar –bien dicho Vanessa.
–Oh, no, no, no quisiera molestarlas preciosas, es solo que, bueno, deseaba verte, –sus ojos se encuentra con los míos.
–Disculpa grandote, pero deberías marcharte, no quisieras meterte en problemas, ¿O sí? –yo no estoy en condición de hablar.
–Si claro solo quería decirle a Rose, lo perfecta que estuvo esta noche en su baile, sin duda tu eres única y perfecta, ¿Sin ofenderte vale? –él mira a Vanessa quien sonríe de oreja a oreja.
–Gracias –susurro con mi voz un poco ronca.
No digo nada más y me doy media vuelta, camino hasta el camerino y entro.
–Feliz noche guapo –escucho a Vanessa hablar desde la puerta y la cierra.
Ambas nos miramos y no podemos creer lo que paso, Rose y
