Capitulo 5

3260 Words
Estoy en mi cama, viendo hacia mi techo, hacia la nada. Suspiro en repetidas ocasiones y sin más me levanto para iniciar mi día. Entro a mi baño, hoy quiero tomar un baño en la tina por unos largos minutos y sin más comienzo a llenarla, suelto mi cabello y quito mi ropa. Al entrar lo único que busco es relajarme, lo necesito. El agua está a una buena temperatura para que me quite esta tensión del cuerpo y los pensamientos vagos que me atormentan. Recuesto un poco mi cabeza hacia atrás y cierro mis ojos. De inmediato se me viene a la mente, la mirada de Stefan mientras daba mi show la noche de ayer. Su mirada son como la chispa que en segundos se enciende y comienza a quemar, me comienza a quemar. Me sumerjo en la tina para quitar esos pensamientos de mi cabeza y es imposible. Yo nunca me había sentido tan atraída por alguien de esta manera, mi objetivo siempre fue, querer hacerle entender, que yo existía, que me mirara solo a mí. Disfrute de su mirada, la verdad es que si, y no sé qué pensaría él de mi al verme, o de Rose. Que pasaba por su mente en ese momento, eso es lo que tanto me gustaría saber. –Maia, ¿Aun duermes? –escucho la voz de Leonard y termino mi baño. – ¡No, salgo en un minuto! –lo escucho alejarse y salgo del baño. Rodeo mi cuerpo con la toalla de baño, mi cabello goteando agua y mi mente en otro lugar. Sacudo mi cabeza para ya por fin alejar esos pensamientos y comienzo a enumerar las cosas que debo hacer hoy domingo, por suerte hoy no bailare en el bar, solo estaré sirviendo tragos. Coloco lo primero que encuentro en mi armario y cepillo mi cabello, lo recojo dejándolo en una cebolla y salgo de mi habitación. El olor a comida me lleva de inmediato a la cocina y me encuentro con Leonard tomando su desayuno. – ¡Vaya! Que considerado –ríe y me pide que tome asiento. –Siempre lo haces por mí, últimamente quiero ayudar en eso Maia –asiento y llevo un poco de huevos revueltos a mi boca. –Gracias bebe, tuve una noche fuerte, mucho trabajo. –Pues yo tuve una gran fiesta con mis amigos –lo miro y recuerdo lo de la declaración. –Oh Dios, por poco lo olvido Leonard, ¿Que ha ocurrido con la chica? –sonríe y toma de su jugo de naranja. –También le gusto Maia, ¿Puedes creerlo? –el entusiasmo en su voz es palpable. –Ves, te lo dije –lo señalo con mi cubierto y un trozo de salchicha. –Era cuestión de avanzar. Continuamos nuestro desayuno y hablamos de un montón de cosas, nos reímos y pasamos un buen rato juntos. Sé que soy la hermana mayor y tener 25 años y que tu hermano tenga casi 18 es un poco complicado. En ocasiones quiero darle su espacio, pero es como si fuera mi hijo y suelo ser un poco dura, pero sabe que lo hago por su bien. –Oigan, saldré, no esperen por mi esta noche –escuchamos la voz de mamá y ni siquiera nos molestamos en responder. Yo tomo los platos y los llevo al fregadero, los lavo y luego los secos, Leonard decidió ir a casa de uno de sus amigos. Yo por mi lado, prefiero quedarme en casa y limpiar, mamá hace sus desastres y ni siquiera toma el cepillo de barrer. ... Llevo un largo rato limpiando la casa, todo está más pulcro, ahora si es un hogar decente no como mamá suele tenerlo. El timbre de casa suena y me extraño un poco, no esperaba a nadie y sin más camino apresurada. Le bajo un poco el volumen al estéreo y abro la puerta, la mejor sorpresa del fin de semana. –Vanessa, Nasska, que agradable sorpresa, entren –ambas entran. –Que agradable tenerlas aquí. –Lo siento, no te avise que vendría, pero Nasska deseaba verte mucho –tomamos asiento en el sofá, tomo a la nena y la siento en mis piernas. –Adoras venir a ver a tu tía Maia ¿no? –asiente y me entrega un caramelo de fresa. –Son mis favoritos, tía, pero compartiré contigo –rio y le doy besos por todos lados. –A veces creo que quieres más a tu tía Maia, que a mí –reímos las dos juntas al ver a Vanessa hacer puchero. –Yo te amo, mamá –Nasska le abraza y luego se pone a un lado a jugar con sus muñecas. Yo con prisa, voy a la cocina por unas tazas de café, las coloco en la mesita y algunas galletas. – ¿Y? ¿Qué ocurrió con el guapo? Oh, por cierto, y Loras ¿Hablaste con él? –niego y tomo una galletita. –Con Loras no pude hablar, si sabes que el bar estuvo a reventar y debía hacer los cuadres de la venta de la noche, y bueno, con Stefan –suspiro y niego. – ¿No era lo que esperabas? –me mira fijo. –No espero nada de nadie Vane, por Dios se ve que es un chico que lo tiene todo, caprichos, chicas, noches divertidas, absolutamente todo –me encojo de hombros. –Y yo, bueno, yo sobrevivo con lo que gano, al menos tengo un lugar donde vivir con decencia –suspira y toma un poco de su café. –Es un monumento de hombre, Maia, los observe cuando hablaban, se ve que te mueve el piso, él es algo nuevo para ti, y complicado también. –asiento. –Vane, él... –hago una pausa, le miro fijo. –Él quiere conocer a Rose, no a mí –esta se ahoga y me mira asombrada – ¿¡Conocer a Rose!? –asiento y puedo ver en sus ojos que está planeando uno de sus locos planes. –No, no, no, no, no quiero uno de tus planes arriesgados, Stefan no la conocerá, es obvio que esa locura, no –ella se coloca toda cabizbaja y asiente. –Ok, está bien. –Vane, por favor, no. –No, no, está bien Maia, tienes razón, es una locura. ... En cuanto acordamos en no planear ninguna locura, pasamos toda la tarde juntas. A eso de las 4 de la tarde mi mejor amiga se marcha con Nasska, debe llevarla a casa para poder trabajar hoy. Por mi lado, buscare algo ligero de ropa para trabajar y no tendré la prisa porque no me toca bailar. Me doy una ducha rápida, y busco que colocarme. Opto por un jeans doblado hasta la rodilla, unas zapatillas color rosa y una blusa de tela transparente blanca con mi brasier rosa al igual que mis zapatillas. Tomo mi chaqueta de cuero y dejo mi cabello suelto, resaltando más lo caoba que es. Un maquillaje suave y labial rosa, me miro al espejo y estoy lista. Tomo mis cosas y salgo de casa, guardo las llaves en mi bolsillo trasero y camino unas cuadras para tomar el autobús. Logro llegar a tiempo y de inmediato me pongo camino al trabajo. Aun es algo temprano, pero lo menos que deseo es estar en casa cuando mamá llegue borracha. Le pedí a Leonard que, si podía quedarse en casa de su mejor amigo, por suerte su mejor amigo y sus padres saben nuestro problema con mamá y no tienen ningún problema en que el pase la noche en su casa. ... Llego y todas las chicas también, cada una se cuenta con quien se fue la noche de ayer, todas presumen. Por suerte somos mayoría la que no hicimos eso, me acerco a una de ellas mientras espero por Vanessa. –Hola Jen, ¿Qué tal estás? –me sonríe, pero vaya que su cara no es para nada agradable. –Hola Maia, ¿Tan grave es mi cara? –asiento y ríe. –Es un resfriado, pero no creo que Dev quiera que me marche, si sabes que hoy debo bailar, no quiero perder este día –le sonrió y busco alguna pastilla en mi cartera. –Ten, esto podría relajarte un poco, nunca salgo sin algunas medicinas –le entrego una pastilla para calmar su malestar y ella lo acepta. –Maia, sé que muy poco convivimos, pero eres una chica agradable y quiero que sepas que no tengo grupo de preferencia, así que, por esto, quiero decirte que te cuides de Renata –me acerco más a ella para así lograr que nadie nos escuche. – ¿Qué, que ocurre con ella? ¿Qué has escuchado? –ve a ambos lados, se enfoca en mí. –Ella tiene un plan para que cierto chico se desilusione de ti, te quiere poner en descubierto o algo así, solo sé que debes cuidarte ella, no es de fiar. –Gracias Jen, pero su plan será un fracaso, yo no tengo ningún chico y ella no me pondrá en descubierto en nada, gracias por advertirme, la verdad es que se espera cada cosa de ella –asiente. –Ve y descansa un poco, ¿vale? –Vale. Me quedo sentada en uno de los sillones del bar y veo hacia el escenario, cierro mis ojos e imágenes de la noche anterior se pasean con lentitud. El repentino toque en mi hombro logra que me sobresalte y abra mis ojos de pronto. –Loras –está frente a mí, de brazos cruzados, se acerca y se sienta a mi lado. –Ayer, no pudimos hablar, lo siento –niego y le doy una sonrisa. –No te preocupes, tenías trabajo por terminar y yo estaba agotada –asiente y nuestras miradas se cruzan. – ¿Y? ¿De qué quieres hablar? Si es por el beso, me disculpo, Maia, yo debo entender tu espacio, fue un simple impulso, lo siento –lo abrazo de pronto, esto le toma por sorpresa. –Yo, solo no quiero que nuestra amistad termine –me alejo un poco. –e lo que sientes por mí, pero si sabes que este es el peor momento para yo fijarme en un chico –me alejo de él y sus hermosos ojos me dan una mirada acogedora. –Te quiero Maia, pero entiendo ¿Vale? –asiento y le doy un beso en la mejilla. ... Un largo rato de parloteo, veo el reloj que lleva Loras y me doy cuenta el largo rato que pasamos hablando. Vanessa llega apresurada y me toma de la mano sin por lo menos darme el chance de disculparme de Loras. Nos encaminamos al camerino que ambas compartimos. –Estoy agotada, Nasska es tan hiperactiva que a veces creo que ha bebido diez tazas de café –suspira, me entrega un envase. –Aquí te envió no me dejo salir de casa, sin antes darme esto –le echo un vistazo. – ¿Hotcakes de corazones? –Vanessa asiente. –Los preparo con mamá, por eso tarde, no se deshacen de mi si no como la cena, ya sabes –sonrió, tomo uno y lo pruebo. –Están deliciosos –lo saboreo. – ¿Qué te pondrás esta noche? –Vanessa me muestra un traje color azul cielo con lindos detalles brillantes. –Mamá lo confecciono para mí, es que es una gran costurera ¿no? –asiento – ¿Quieres te ayude arreglarte? – ¡Por favor! –ambas reímos, nos ponemos en ello. A veces, cuando me da por pensar muchas cosas, me hubiera gustado tener una madre, como la de Vanessa. Que me apoyara a pesar de tener un trabajo de mierda, que luchara a mi lado para no ser tan miserable y que al llegar a casa me espere para acariciar mi cabello. Para Vanessa eso es lo mejor que puede tener, –aparte de Nasska, claro–, su madre es la mejor amiga que toda hija debería tener. A pesar de que no estuvo de acuerdo desde un principio con su trabajo, sabía que necesitaban ese dinero y decidió apoyar a su hija. Ella confecciona sus trajes, los hace a su gusto, nada vulgares, todo lo contrario, muy hermosos, despampanantes. –Quedaste hermosa –nos vemos a través del espejo. –Yo debo irme, ya están por abrir y debo ayudar a Leslie –Vanessa asiente. – ¿Esta bien de ese modo? –Sí, yo me encargo de mi cabello, anda Maia y besos a Leslie –le miro fijo, al sonreír se encoge de hombros. –Anda, no me mires así –la castaña me guiña, le sonrió. –Te gritare desde la barra. –Eso espero, ¡eh! Le doy un corto abrazo y saldo del camerino. Vanessa sabe muy bien que nuestro compañero Leslie está muerto por ella y sin embargo no le pone el ojo. Siempre dice que no quiere fijarse en nadie hasta que culmine su carrera de enfermería, con eso de que la pueden distraer, respeto su decisión. Yo voy dispuesta a tener una buena noche hoy y sonriente me encamino a la barra. ... Es cerca de la media noche ya, y la verdad es que se ha llenado el lugar. Estamos comenzando a ver rostros nuevos y eso es bueno para el negocio, aunque, por otro lado, no para mí. A veces me da cierto temor, y siento que algún día llegara un rostro nuevo que no será agradable, y podría causar problemas. Vanessa hizo su baile hace un momento, Leslie como siempre babeado por ella. Ella sabe sus trucos para volver loco a los hombres, pero pobre de aquel que le coloque una mano encima, es un golpe seguro en la entrepierna y es preferible no tentarla. – ¡Maia! ¡Maia! –escucho la voz de una de las chicas que baila, volteo a un lado. –Maia, te necesitamos. – ¿Qué ocurre? –toma mi mano y la jala con fuerza. –Es Dev, te necesita, ¡ahora! –volteo a ver a Leslie quien asiente y de inmediato me voy con ella. Al llegar donde esta Dev, todos están reunidos, Jen se encuentra en una silla sin fuerza de levantarse. Me acerco a ella para verle y Vanessa como estudiante de enfermería la auxilia de inmediato. –Maia, ¿Crees poder cubrirla esta noche? –volteo de inmediato a ver a Dev quien está de brazos cruzados. – ¿Cubrirla? –asiente y volteo a ver a Jen. – ¿Quieres que te cubra? –Lo siento Maia, sé que no debías bailar hoy, pero no me siento nada bien, solo quiero irme a casa –debía en dirección a nuestro jefe. –Lo siento Dev, hoy no puedo bailar. Me coloco de pie, tomo una bocanada de aire y me acerco a Dev, este me da esa mirada llena de súplica, esbozó una sonrisa. –Sé que no era tu día para bailar, pero te necesitamos, Maia. –Está bien –sonrió. –Es una compañera y eso hacen las compañeras de trabajo ¿no? –asiente. –Me iré a cambiar, ver que ponerme. –No te preocupes, yo te ayudo –es Vanessa, quien habla. –Le he dado unos analgésicos a Jen, llévenla para que se recueste –uno de los chicos le ayuda. –Ven conmigo Maia, te prestare algo. Al entrar en el camerino, Vanessa me presta un traje color n***o, es una minifalda, la parte de arriba es un simple sostén con tiros de lentejuelas y unos botines negros hasta mis rodillas. Las medias de malla son blancas con algunos destellos brillantes, hacen juego con los tiros del sostén. –Te maquillare y luego pondré la peluca. –Está bien. Vane se toma su tiempo y me maquilla, dejándome perfecta como siempre. Sé que no era mi día para bailar, pero todo esto lo hago por una compañera, que la verdad necesitaba que le cubrieran. Me veo al espejo, coloco mi antifaz y ya estoy lista para ir a bailar. Salimos del lugar, camino hasta las escalares, le dejo saber a Vanessa que bailar y ella de inmediato se acerca al Dj y al darle la señal, la música empieza. Feeling Good de Nina Simone comienza y al escuchar su voz, salgo, me acomodo en el centro del escenario, las luces no alumbran aun, no hasta que comience el sonido de la pista que acompaña la voz de dicho cantante. La luz blanca y purpura iluminan el escenario en cuanto en su totalidad empieza la canción y de inmediato todos comienzan a silbar y gritar. Camino hasta el tubo bamboleando mis caderas, jugando con mi peluca rubia, con una sonrisa en mis labios, con mis manos jugando por mi abdomen y la mirada por todo el lugar. Al llegar, rodeo el tubo y me meneo hacia abajo. Los billetes son lanzados y los silbidos son intensos. De pronto, así sin más, dejándome un tanto paralizada en mi lugar, alguien, me toma por sorpresa con su presencia en el lugar y me desequilibra todo. Robándome completamente el aliento y los sentidos, mi corazón se da un vuelco, en cuanto esa mirada de ojos café, se posan en mi desde una considerable distancia. –Stefan –susurro y me doy vuelta, para evitar mirarle. El escenario hace un cambio de luces y solo es iluminado por las luces blancas desde atrás. Mi silueta se refleja, tomo el tubo en mis manos y hago un movimiento hacia atrás y mi peluca baila con el movimiento de mi cuerpo. Comienzo a subir con sensualidad y muevo mi cintura muy despacio, camino hasta el frente y me arrodillo. Gateo y sonrió con un tinte de picardía, me doy media vuelta quedando boca arriba y alzo mis piernas para luego bajarlas lentamente. Mi cabeza gira a un lado y allí en ese preciso momento, me encuentro con esa mirada, tan fija y helándome en mi lugar. Contempla todo el show desde su lugar, me doy media vuelta, apoyo mis codos y con mis dedos entrelazados, descanso mi mentón en ella. Sonrió y guiño a quien está delante de mí, Stefan. Al ya estar consciente de que la música va a finalizar. Paso a colocarme de pie y camino hasta el otro extremo donde se encuentra el otro tubo. De este lado del escenario todos se disfrutan el show, yo me encamino hasta el medio del lugar y al voltear un lado, le miro y noto el como muerde su labio inferior. Algo ocurre, algo me quema con intensidad, me da por imitarle y muerdo mi labio, su sonrisa se ensancha. Espabilo, hago unos movimientos más y termina la canción. Mi pecho sube y baja por la adrenalina, todos aplauden y las luces se apagan. Con prisa camino hasta las cortinas negras y me encuentro del otro lado del escenario. Vane esta con la boca abierta yo intento retomar el aliento. –Él, está aquí –comento. –Está aquí, Vane, lo está. –Pero, ¿Cómo piensas hacer? Debes volver con Leslie –trago grueso. –No lo sé –le miro fijo. –Dirás que estoy loca, pero, ahora, en este preciso momento, quiero ir y bailar otra vez, y que él, me mire del modo en que lo hacía. –Maia... –Vane, ¿Qué me está pasando? ¿Qué?
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