Harper le dijo que Dimitri era muy joven para ser su padre, y al ser ella menor de edad, él firmaría como responsable, que ella solamente debía poner la huella para que fuera legalmente la esposa de Dimitri. Jimena abrió los ojos como platos, “Esposa” repetía con asombro, sin saber que era eso. Dimitri le explico que significa ser esposa, pero que ella solamente sería porque hay que hacer trámites y de esa manera él la podía proteger.
—¿Qué dices?, si aceptas, firmarás con tus huellas, ahora quiero que prestes atención, la solución para que obtengas el apellido de Dimitri, es por medio del matrimonio, ser la esposa legal de él.
—No comprendo ¿Eso quiere decir que me adoptara?
—No, tú serás mi esposa legal, eso te dará acceso a mi apellido, así yo podré mantenerte libre y sin miedo a que te lleven a ese sitio. ¿Comprendes eso?
—Si entiendo, desde luego, lo que sea para no volver a ese infierno, me portaré bien, seré obediente, no le ocasionaré problemas, si desea puedo hacer oficio, lo que sea para quedarme aquí con usted. —ella está tan feliz de que será libre, sin miedo a volver.
—Serás esposa solamente por el trámite, más adelante nos divorciaremos, podrás hacer tu vida normal como te plazca, yo solamente seré tu mentor.
—Aprovecha porque este hombre es más duro que las piedras, no sé cómo has derretido su frío corazón. —ella sonríe y Dimitri lo quiere asesinar.
—Yo agradezco eso, no sabe lo retribuida que estoy, me portaré muy bien.
—Bueno, entonces no se diga más, dame tu dedo índice para untarle tinta, luego colocarlos aquí donde va la firma, eso es todo, lo demás yo me encargo. Bueno fue un placer conocerte Mena, y tu Dimitri, estaremos en contacto, me marcho…
—¡Cuídate y gracias! —ella está quitándose la tinta de su dedo.
—Bueno, Mena la otra semana empiezas con tus clases rutinarias, tendrás clases para poder leer y escribir, clases de idiomas y etiqueta, baile y defensa personal, así que no será fácil… quiero que pongas todo tu empeño, que yo estoy dispuesto ayudarte, en recompensa por haberte atropellado.
—Dios me lo puso en mi camino, yo me esforzaré, aprenderé mucho, un día yo le pagaré esto que hace por mí.
—Me alegra escuchar eso, ah, otra cosa, te daré permiso de usar mi despacho para cuando desees estudiar a solas, ese sitio está insonorizado, no deja escuchar ruidos, ósea que aquí tú no tendrás interrupciones. ¿Comprendes pequeña?
—Si está bien, mantendré bien limpio este sitio, haré lo que me digan, ¿Lo puedo abrazar? —Dimitri se pone de pie y extiende sus brazos, ella no es alta, le llega un poco debajo de su hombro. Ella lo abraza fuerte. En eso algo cae al suelo.
—¿Qué es esto? —recoge una cadena fina, no se había fijado que ella la llevaba puesta.
—¡Ah! ¡Es mía! Es lo único que tengo, la señora del orfanato me dijo que llegue con ella a ese sitio, se ha rompido.
—Dámela, yo te la llevaré a arreglar.
—Tenga. ¡Muchas gracias! Por ser bueno conmigo. —ella lo dejo solo en la sala, se fue a comer a la cocina, sus tripas rugen.
Por su parte, Dimitri comenzó a ver la vida desde la perspectiva de ella, y está descubriendo la alegría de las cosas simples. Jimena había conseguido quedarse ahí, la alegría no le cabía en su frágil cuerpo, le contó a casi todos los empleados de que ella se quedaría con ellos, ahora era la esposa de Dimitri, lo decía sin malicia alguna, todos se quedaban viendo ante esa revelación.
Las murmuraciones empezaron en la mansión, ya que ella no era nadie para ser la esposa de un hombre tan importante y millonario, las jóvenes empleadas se sentían decepcionadas, porque de haber sabido que él no miraba estatus para elegir esposa, ellas lo hubieran seducido.
DOS MESES DESPUÉS
Jimena ya ha comenzado sus estudios, le encanta aprender, aunque ahora está un poco triste y distraída porque algunas empleadas no la determinan, la critican de trepadora todo el tiempo, la menosprecian a sus espaldas cuando comete errores en su aprendizaje, aun cuando ella come se burlan.
—Estás distraída. —le llama la atención la profesora de literatura.
—Sigamos, quiero aprender rápido.
—Está bien. —ella trata de que no le afecte, la pasaba más mal en el orfanato cuando las chicas la miraban con desprecio y tiraban los orines en su cabello, todo eso frente a los ojos de los cuidadores quienes se reían de esa acción.
—Disculpen la intromisión. Mena puedes venir un momento. —ella se levanta tímidamente, imaginándose que la van a reprender.
—¿Qué está pasando?
—Nada, eso creo…
—Dime la verdad, has estado diferente estos días. —Dimitri la ve severamente para que le diga la verdad.
—No los sé —rompe a llorar, abraza a Dimitri de la cintura— Todos me odian.
—¿Los empleados? —ella afirma con la cabeza.
Dimitri le dijo al ama de llaves que reuniera a todos los empleados. En cuestión de minutos, ella los tenía a todos reunidos, Dimitri bajo con Jimena de la mano, todos los miraron atentamente, unos con vergüenza.
—Quiero aclarar una cosa y presten atención, y al que no le parece se puede ir, con gusto le daré su cheque. —Todos balbuceaban— Mena, como todos la conocen, ella es ahora la señora, Jimena Petrova. Ella ahora es la que manda cuando yo no esté en la casa, respetaran su decisión, y sobre todo la respetaran a ella y si no les parece se pueden ir.
Se voltearon a ver, avergonzados, Jimena está con la cabeza agachada, eso que ha dicho él la ha sorprendido a ella también. Todos estuvieron de acuerdo, desde ese momento el irrespeto se terminó, ellos valoraban su trabajo, Dimitri al ver que nadie renuncio, los despacho a que siguieran en sus quehaceres.
—Ahora todo estará bien, Fausta cuidará de que te respeten.
—¿Lo sabías?
—No soy sordo, debes de comunicarme todas estas cosas, ahora regresa a tu clase, estaré ausente un par de días, te cuidas.
—¿Te irás lejos?
—Sí, pero volveré pronto, dejo la casa en tus manos. —pizcándole la nariz.
—Yo la cuidaré, cuenta conmigo, pondré mi empeño en cada clase.
—No se te olvide comer, es lo más importante.
—Sí, ahora comeré más.
—Eso espero pequeña, come a la hora y no dejes de tomar tus vitaminas. — en ese momento Dimitri se da cuenta de que está actuando como un verdadero padre, se sacude la cabeza y le pasa su mano por la cabellera a Jimena.
—Mañana te haré llegar un celular, cuando regrese te mostraré como se maneja.
—¡Muchas gracias!, —le tomó por sorpresa el abrazo que ella le da. Dimitri palmea su espalda. Jimena lo despide y sube a proseguir con sus clases.
Dimitri tenía una gran responsabilidad y una oportunidad de negocio muy rentable. Los casinos lujosos representan un alto nivel de glamur y sofisticación, con servicios exclusivos y atención personalizada, Dimitri administra una mina de oro. Él tiene el deber de supervisar el funcionamiento administrativo del casino, gestionar el personal y crear una experiencia única para los clientes.
Lo que más problemas le da es estar al tanto de las regulaciones y leyes concernientes al juego, garantizando que todos los casinos que son de él, opere dentro de los límites legales. Además de que puede ser un negocio muy rentable, también es un trabajo exigente y estresante debido a la gran cantidad de dinero involucrado.
Dimitri ha visto que los libros no cuadran con sus números, eso significa que alguien le está robando descaradamente. En algunos casinos tiene primos administrándolos, pero en otros no, eso le ocasiona dolor de cabeza.
—¿Sabes por qué estoy aquí?
— No, la verdad me has sorprendido, ¿qué haces aquí…? ¿Por qué no me dijiste que vendrías? Te hubiera recibido más decentemente.
—¿Cómo estás, Lisandro? Estoy aquí haciendo en persona ciertos asuntos.
— ¿Qué asuntos?
—Llévenlo muchachos, ya saben a dónde… A nosotros nadie nos roba y se burla en nuestra cara.
Dos de los guardaespaldas de Dimitri se llevan a su administrador, el hombre rogaba perdón, pero era mucho dinero el que se había robado. Dimitri llama a Boris, su primo, para que se encargue del que les ha estado robando. A Dimitri le toca reestructurar todo en ese casino, se quedará ahí hasta que todo vuelva a funcionar con normalidad.
El trabajo era demasiado para él, tuvo que desconectarse de todo y concentrarse solamente en ese casino, el tiempo transcurre y él lleva a cabo una misión muy minuciosa, aunque no imposible para un hombre como él, que está acostumbrado hasta los más imposibles retos.