*JIMENA*
Llegamos a la casa de los padres de Dimitri, ellos son muy amables, al menos la madre y abuela, dejamos a Tania en una habitación y ellas me acompañaron a otra, al entrar me quede sorprendida de todo el lujo que destila ese sitio. Ellas se sientan y yo permanezco inmóvil.
— Ven aquí, siéntate, queremos hablar contigo. — sonrió nerviosa y me siento en la orilla de la suave cama, esto no es bueno.
—Cuéntanos, tú amas a Dimitri.
—Sí, desde luego, él es todo para mí.
—¿Cuéntanos algo de tu pasado? —la señora toma mi mano—Confía en nosotras, nos gustaría saber de ti.
—No hay mucho, yo no recuerdo nada de mi niñez, pasé mi vida en un orfanato, en el cual no la pase nada bien, que un día decidí huir y me encontré con Dimitri, quien me ayudo.
—Entendemos eso, abuela, que ves tú.
