Me despierto, veo el reloj que se encuentra sobre la mesa de noche, los números rojos resplandecientes anuncian las cuatro de la mañana; a mi espalda Jasón duerme pasando uno de sus brazos por mi cintura, con cuidado salgo de la cama, me pongo los interiores y mi pijama y salgo de la habitación para dirigirme al estudio cuidando de no hacer ruido para no despertar a nadie.
Al entrar cierro la puerta tras de mí, enciendo la luz y busco mi mochila que, si no mal recuerdo la acomode a un costado del escritorio, la tomo y busco la nota que me escribió Jack, no la leí y necesito saber que trama, aún estoy asustada por el hecho de saber que anda suelto; bato todo el interior de mi mochila y encuentro al fin la carta, con cautela abro el sobre y la desdoblo para poder leer las líneas que dicen:
