La gran Pelea

3036 Words
Pov Noah No puedo ver nada más que rojo y mi adrenalina se hace presente con venganza. Después de todo lo que había pasado con Zoé, necesitaba algo que me permitiera respirar, porque si no lograba controlarme terminaría encima de aquel hijo de puta y le destrozaría la mandíbula solo para comenzar, y ni todo el dinero que tuviera aquel idiota le dejaría la cara como la tenía antes. Lo odiaba profundamente. Detestaba cada cosa que le había hecho y deseaba borrar las cicatrices que dejo en su mente lo que hizo. Recordaba la primera vez que nos vimos con solo cerrar mis ojos… “…Alguien estaba destrozando mi puerta a golpes cuando acaba de finalmente conciliar el sueño, habían sido días muy largos estudiando sin parar como para que ahora pasara esto, ¿Quién quería joderme de esta manera en medio de la madrugada? j***r si era Jaime, le cerraría la puerta en la cara sin pensarlo. Ni siquiera se me ocurrió mirar por la mirilla. Una muchacha de mediana estatura, complexión delgada y con la ropa ¿desgarrada? Se encontraba delante de mí puerta, ella parecía impresionada por ver quien abrió y yo por ver a la persona que arruino mi sueño. ¿Qué hacia a esta hora? ¿La conocía de algo? Su cara no me era familiar. - ¿Puedo usar tu teléfono? -fue lo primero que me dijo, su voz se quebró cerca del final y podía ver en medio de la oscuridad que algo terrible debía haberle pasado, me dividía entre ayudarla o no. Si una extraña se presenta en tu puerta en medio de la madrugada pidiéndote tu teléfono, ¿Qué harías? Rasque mi nuca, dudoso, ¿Podría ser esto un engaño o una broma? Solo Dios sabia que mis amigos eran unos desgraciados. - ¿Te conozco de algún lugar? ¿Esto es una broma? – tenia que preguntarlo directamente, no quería que nadie me viera la cara. El sonido de unos pasos, sonaron cerca de la puerta, ¿Alguien estaba persiguiéndola? Si así era, definitivamente debería pasar, cuando estuve por hablar, las manos de ella ya se encontraban en mi pecho, empujando nuestros cuerpos dentro de la habitación. Mi espalda golpeo contra la pared fría, mientras ella cerraba la puerta, con la débil luz que proyectaba mi lampara, podía ver la desesperación en la expresión de su cara y podía apostar a que estaba aterrada de ser encontrada. Su mano se puso sobre mi boca para que no alzara la voz. -Ayúdame, por favor- susurre en mi oído. Y sentí el terror en su voz. Nunca había visto a nadie tan aterrado en mi vida…” No sabia en que momento llegue a la sede del círculo de pelea enfrente del batallón, pero necesitaba violencia para sacar este sentimiento de mi cuerpo, ansiaba golpear a alguien, porque si volvía a ver a ese chico pijo, yo no podría controlarme. Apenas me vieron los guardias se hicieron a un lado. Hoy había una multitud rodeando cada una de las canchas de pelea, entre empujones y sudor avance, sintiéndome mas tranquilo viendo la sangre en el piso, no era el único que tuvo un mal día. Desde mi llegada las cosas habían cambiado, las peleas pasaron de ser fines de semana a casi a diario durante la semana, hacíamos tanto dinero que era incluso insultante si alguien supiera cuanto podíamos ganar. Desde mi llegada hace unos meses había conseguido ser el primero de la tabla. Siempre estaban buscándome contrincantes especiales o los mismos idiotas que derrote querían mi nueva corona, me desafiaban entre varios y ni uno de esos imbéciles podía siquiera acercarse. Los gritos y golpes eran como música para mis oídos. Para cuando finalmente logre llegar a la zona de los casilleros, lance mi chamarra y me quite mi sudadera, solo necesitaba mi pantaloneta y la licra negra corta debajo, hoy tendrían todo de mí, esos desgraciados, me quite mis zapatos para estar más cómodo, si patearía sus traseros, no tendría ninguna ayuda. Comencé a vendarme las manos, para proteger mis nudillos. Ni siquiera fui consciente si había alguien en aquel lugar o no, me acerqué al director de apuestas. -Necesito una buena pelea, ahora- le dije entre dientes tratando de frenar mi ira. Sus ojos se ampliaron al verme, mi voz debió asustarlo, pero vi un brillo diabólico en sus ojos, le encantaba cuando nuestro mundo ardía, porque seriamos unos imprudentes idiotas que se apalancarían contra un tanque de ser necesario. No tuve que esperar mucho antes que me indicara en que círculo de gente debía meterme, conforme me acerqué los silbidos incrementaron, acaban de nombrar a uno de mis compañeros ganador de la pelea y aplaudí como el público, no era un completo idiota. Dejaría que disfrutara de esta victoria, porque era mi siguiente contrincante y destrozaría su culo en menos de un minuto. Entonces el presentador grita  —Y ahora, damas y caballeros, la pesadilla y actual campeón del circuito ¡Noah cara bonita Casas! - j***r como odiaba aquel apodo. Dos tipos mas aparecieron en el circulo. Tres a uno. Este seria un viaje en una montaña rusa. El ganador de la ronda anterior se apodaba Willie, choco los puños conmigo como acto de buena fe, pero aquí no había reglas o amistades, sonreí con mi protección bocal que me puse antes de entrar en esta mierda, hicimos un par de saltos y me lanzo un par de golpes para ver mi reacción. En otro momento, disfrutaría de un combate, pero hoy no era un buen día. Mi puño conecto con el rostro de Willie. Cayo hacía en el suelo con un ruido fuerte. Su cabeza había sufriendo la peor parte, uno de sus colegas reacciono con rapidez, pero yo era mejor. Me aproximo al más cercano y lo agarro por la camisa. —Hola, hijo de puta —le digo mientras balanceo mi puño. Huesos se rompen. La sangre me salpica cuando lo lanzo al suelo con su amigo, debía haber rompido los huesos de su nariz. Ahora solo quedaba un idiota, el mas corpulento de todos. Era gigantesco. Muy cercano a mi estatura, pero con unos treinta kilos más que yo. No podía parar de pensar en Zoé. “…Los pasos de esos hombres sonaban cada vez más cerca de la puerta, un escalofrió hizo que mi piel se erizara, sentía como el miedo se apoderaba del cuerpo de aquella chica, haciéndola temblar descontroladamente, mis ojos se ampliaron ante la expectación, la adrenalina corría por mi cuerpo haciendo que mi corazón retumbara en mis oídos muy fuerte, pero no lo suficiente como para no escuchar las voces del pasillo. -Maldición, la perra se perdió- la voz era grave - debemos encontrarla antes que le diga a alguien lo que hemos hecho- Y si esto sirviera de algo en este país lo haría llamaría a la policía, justo en este momento, pero conocía el sistema de justicia de mi país, esos idiotas debieron haberla violado. Pude escuchar unos zapatos golpeando contra los escalones subiendo a través de las escaleras, antes que el otro lo interrumpiera. No podía pensar en nada más que estuvo en un peligro terrible y parecía ser tan joven, eso me hizo pensar en mi hermana menor, si algún día pasara por algo similar, quisiera que alguien la protegiera. -No seas estúpido, debemos escapar, esa idiota, ya debió tocar la puerta de alguien y están llamando a la policía- se escuchó un leve forcejeo- no puedo terminar preso, mis padres me mataran, no puedo ser expulsado de la carrera por esto- Cuando escuchamos la palabra Policía con tanta insistencia, ambos abrimos los ojos. -Jue Puta, tampoco quiero esta mierda, pero la dejamos ir y nos vio la cara, Miguel, ¿Sabes lo que significa? Mañana podría aparecer la policía en nuestra casa o la universidad- ¡Diablos, eran estudiantes! Había tardado en procesar todo lo que decían debido al shock ¿Cómo alguien que estaba estudiando para tener un futuro podía hacerle esto a alguien? ¿Acaso no tenían hermanas, madres o amigas? Qué asco. Las náuseas volvieron, tuve que tomar respiraciones largas para quitármelas, pero un nombre se quedó grabado en mi memoria Miguel. -Vamos marica, antes que ella llame a la policía- contesto uno con voz más fina…”   Mi cuerpo está preparado y entusiasmado para pelear. Mi estómago arde con determinación. La multitud grita mi nombre en un canto Y ahí está, el hijo de puta. Caminando lentamente como si probara mi jodida paciencia, con ambos dedos medios alzados hacia mí y el público. Se siente como el jefe porque sabe que no voy a jugar esta noche. Borrare de su cara aquella sonrisa. Comienza dando un par de golpes en los costados, busca debilitarme apuntado a mis riñones, pero soy más rápido conecto un derechazo con su mandíbula, no basta para hacerlo caer de rodillas, pero logra que de un par de pasos hacia atrás recuperar el equilibrio. Antes que pueda hacerlo le lanzo una patada giratoria a su cabeza y cae como un saco de papas al suelo. El publico ruge por mi fuerza. La gente grita mi nombre y es como una maldita droga. Casi podía sentir que estaba levitando de lo extasiado que me sentía. “…- ¿Quieres venir a mi casa, Noah? - me quede anonadado, probablemente era el trago o mi sentido del oído se había vuelto inesperadamente selectivo al punto de inventarse cosas. Zoé parecía estarse partiendo los cojones escuchándome casi morir a través de la línea telefónica. - ¿Podrías…no...reírte? - trate de decirle en medio de mis últimos ataques de tos que me provoco, sentía la garganta ardiéndome, me la había lastimado, dolería los próximos días. -No…no me estoy…- ni siquiera podía decir la frase completa sin morirse de la risa, para esa muchacha yo era una especie de payaso y no me gustaba, aunque por otro lado nunca la había escuchado riéndose de aquella manera, me sentía contento que ella pudiera sonreír, habían pasado unas semanas desde lo que paso y aun me preocupaba porque… No sé, porque me importaba tanto su estado anímico, pero era feliz de escucharla así. -Vamos Zoé, deja de reírte de mí- había logrado avergonzarme, esa mujer era una cajita de pandora- ¡Caramba! Estaba fumando cuando me dijiste eso, vamos no me molestes, ¿Qué pretendías que pasara? Ha sido sorpresivo, no….solo no te burles más- luego de unas cuantas carcajadas, finalmente dejo de molestarme. -Calma chico, la gente pensaría que te hago propuestas indecentes, de esas en las que estas desnu…- sentía el flujo de sangre ascendiendo por mis mejillas. -Zoé- le comenté tajante evitando que terminara sus ideas descabelladas, estábamos en la calle y ella aun no estaba lista para esa clase de cosas, recordé el momento en que me di cuenta que sus piernas eran kilométricas, se sentiría muy bien tenerlas alrededor de mis caderas, de hecho, ella aún tenía mi ropa deportiva, podría pasarme por su casa con la excusa de recogerla. -Vamos Noah, ¿Nunca has tenido una Dirty Talk? - esa muchacha me dejaba sin nada que decir, ¿Cómo rayos hacia para dejarme en blanco? Y ni siquiera habíamos comenzado a decirnos cosas emocionantes -ya sabes, esa en la que te digo que tengo puesto y tu…- Casi podía verla cambiando de colores a través de la línea, no esperaba que se la devolviera. -Bueno, bueno, si quieres una charla sucia voy a dártela- la interrumpí, porque esta mujer tenía unas ideas de la vida, algo locas, ¿Estaría fumada o algo? – estoy ahora tomando el cuello de una cerveza y no sabes lo que podría hacerte…-…” Habíamos pasado tantas cosas juntos que no entendía como aquel jodido idiota podía hacerle daño y ella aceptarlo. De vuelta en mi realidad, un nuevo contrincante había aparecido. Nunca lo había visto antes. Ni siquiera fue consciente cuando se fueron los otros. La multitud parecía enloquecida por mi arranque de ira. —¡Así es! —El anunciador se les une mientras continúa gritando—Está noche NO hay reglas, NO hay maestro de ceremonia. Todo se vale. ¡TODO SE VALE, GENTE! No hay nocauts... está es una pelea de sumisión. ¡De Sometimiento! — —¡¡O muerte!! —grita el público. Miro alrededor con una sonrisa absorbiéndolo todo, los rostros de los idiotas que apuestan por mí, llenos de expectación, No voy a fallar. Estiro mis brazos y me doy la vuelta de esa manera pueden seguir gritando como a ellos les gusta, alimentándome y el ruido aumenta cuando empiezo a girar lentamente. Ojalá ella…pudiera verme pelear. Ojalá, ella…negué con mi cabeza. Estoy en el maldito ahora. No dejaría que ella nublara mas mi juicio hoy. Sé lo que estoy haciendo. Este imbécil y yo no podemos quitarnos los ojos del otro mientras nos dirigimos al centro otra vez. Puedo verlo, en sus ojos, cuando planea moverse. Nos golpeamos de nuevo, ambos damos golpes duros. Él me afianza, pero yo me libero y lo golpeo con mi gancho derecho, se cubre y golpea mis costillas. Lo dejo hacerlo un par de veces antes de contraarrestarlo. Mi aliento se va, pero me recupero rápidamente, yendo hacia él con mis golpes más rápidos, tan rápido que a penas los ve venir. Era grande e imponente, pero demasiado lento para combatir conmigo. Pronto la sangre comienza a derramarse por ambas fosas nasales y está perdiendo su equilibrio con mis golpes. Esta jodido. Sé que lo tengo, pero el brillo en sus malditos ojos me dice lo contrario, el maldito quiere darme pelea, y eso me gusta. Él no planea someterse y para mí eso es una jodida bendición. Balanceándose fuera, engancha un brazo alrededor de mi cuello y me tira hacia abajo mientras golpea con fuerza con su rodilla en mi estómago. Parece emocionado por eso. Pero no creo que lo dejaré darme un golpe más. Empujándolo hacia atrás, dirijo mis puños rápido y duro en su cuerpo, golpeándolo como golpeo mí saco hasta que se cubre levantando todas sus defensas, tratando de escaparse de mí, incluso diría que esta asustado. Debo tener la palabra muerte en mi mirada por la forma en la que retrocede. No lo dejo. Lo sigo y lo golpeo sin cesar, no permitiré que ese idiota huya de mí. Solo podía ver la cara del idiota que me estaba arrebatando a Zoé, como un hombre podría casi enviarla al hospital y ella…pensaba en volver con esa escoria. Él cae de rodillas y escupe en el suelo, luego se levanta y viene hacia mí. Golpea mi mandíbula, costillas, sienes, estrellándome contra los asistentes, pero ellos me empujan más cerca de él. ¡Mierda! Me enderezo y lo acecho mientras retrocede, mis ojos fijos en él mientras la sangre corre por mi cara. Lo golpeo. Me devuelve el golpe. Ese cabron, no planea rendirse y finalmente encontré alguien digno de mí, es una lástima que deba destrozarlo. Comienzo a darle una paliza hasta que tropieza con cada paso... pero todavía no se rendirá. Lo hará y voy a obligarlo a acabar con esta mierda. No iba a perder mi título por un cabron. Caerá a mis pies y es sólo cuestión de tres... dos... uno... apretando mis dientes cuando no se cae, lo agarro por el cuello con un brazo.  Se ríe e inmediatamente rompo su codo. El sonido es como la gloria, todos pudimos oír el traqueo.   Gime mientras dejo ir su brazo y cae a su lado, colgando e inútil. Como este hijo de mala madre, nunca debió enfrentarse a mí. Retrocede ahora y lo arrincono, golpeando su cabeza de lado a lado, una y otra vez. Me siento como una maldita máquina. Toda mi ira contenida parece estar explotando. Él golpea con fuerza mi rodilla, pero me recupero y golpeo, izquierda-derecha, izquierda-derecha, hasta que lo hago caer de rodillas. No seré piadoso. Él escupe sangre negra a el piso y es como si me inyectaran adrenalina en el cuerpo, no deseo parar. Lo empujo lejos, levanto mis puños y saco mis nudillos, listo para ir a ello de nuevo. Si no abandona, le hare una nueva cara. No perdemos tiempo. Peleamos. Lo golpeo, una y otra vez, golpeando duro y rápido, todo mi poder corriendo hacia arriba y viene de mi estómago, directo a mi puño. Doy puñetazos, puñetazos, gancho, hasta que el sonido de mis nudillos conectando su carne es reemplazado por el sonido de su cuerpo estrellándose contra el piso. Era más que un nocauts...casi lo dejo pasar a una mejor vida. La multitud parece enloquecer. —¡¡¡¡¡ Vamos, Noah!!!!! —gritan haciendo que me sienta irreal. A mis pies, el mal nacido trata de moverse, giro mi brazo y lo golpeo. El público ruge. Inclinándome, agarro su brazo sin romper y rompo todos sus dedos, luego me muevo a su muñeca y la levanto para que el público la vea, luego rompo esa fácilmente también. Escucho muy bajo como el anunciador trata de decirme que debo calmarme, siento algunas manos sobre mi piel, tratan de detenerme, pero solo no puedo hacerlo. No me jodas, estoy tan cansado, no creo que pueda retroceder. Quiero su sangre. Quiero romper su codo, su hombro y luego su maldita cara. Quiero que pague por todo lo que le hizo a Zoé. Quiero hacerle daño por todas las veces que la golpeo, por romper sus huesos, por alejarla de su familia, por obligarla a escapar y por arrebatármela. Quería ese hijo de puta muerto. Estaba por romperle alguna otra cosa cuando algo me hizo reaccionar. -Noah, para, te necesito- su voz pareció romper el hechizo en que me encontraba. Zoé estaba frente de mí, sus ojos estaban llenos de lagrimas y tenia sus manos en mi pecho, sus pequeños puños me golpeaban tratando de hacerme reaccionar- Él no es con quien estas molesto, no lo mates, por favor…- Su voz ahogada. Ella había visto como perdía el control y trababa de detenerme de cometer un error terrible. Solté el cuerpo de ese idiota y la abrace, parecía estar a punto de quebrarse en pedazos.
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