SALVATORE KING Cegado por la excitación, tomo el cuerpo de Cloe hasta posarlo en medio de la cama. Se ve tan perfecta entre las sábanas blancas. Su cabellera se esparce por toda la almohada. Los moretones de su rostro aun son poco visibles en comparación a los de su cuerpo que son poco notorios. Su mano toca mi pecho pasando las yemas por mi abdomen hasta tener la valentía de cogerme en su pequeña mano. No se parece a la Cloe temerosa y vergonzosa que conozco. No. Se ve como la encarnación de una diosa provocativa y sensual. Me gusta. Me gusta que se muestre así conmigo. Me gusta ver como sus pupilas se dilatan al saber que tiene el control de mi cuerpo. Porque lo tiene. Me tiene amarrado de las bolas. Tiene agarrado las bolas del mafioso capaz de despellejar vivo a una persona, capa

