2. Cuidarla

1246 Words
[JULIETA] La doctora Insua le ha pedido a su asistente que se llevara a Maia a jugar a la sala de juegos que tiene preparada en el consultorio mientras que Mateo y yo hablamos con ella acerca de las conclusiones a las que ella ha llegado, y a decir verdad, ahora soy yo quien tiene un poco de miedo. En este mes que llevamos viviendo con Maia, me he encariñado mucho con ella, tanto que no podría soportar verla mal en ninguna circunstancia y mucho menos triste. —Por favor, tomen asiento— nos indica la doctora señalando el sofá que esta frente a la silla que ella acaba de sentarse y rápidamente Mateo y yo hacemos lo que nos indica. —¿Como ha visto a nuestra hija doctora? — le pregunta mi prometido y me encanta que diga la palabra “nuestra” a pesar de que la doctora conoce perfectamente como es la situación. La doctora hace un gesto que no me genera mucho alivio, y por alguna razón yo temo lo peor —bueno, la verdad es que la niña sufre de un síndrome que se llama “síndrome del niño abandonado”, si bien esto no es reconocido como un trastorno mental, lo cual es algo positivo, si es una condición de comportamiento que mayormente es resultado de la perdida de uno o ambos padres. Según lo que ustedes me han contado, la mamá de Maia murió probablemente cuando la niña no tenía ni dos años, y en su caso, recién acaba de enterarse de que ella es su hija. Si bien la niña se crio con su abuela, lo cierto es que desconocemos que tipo de crianza tuvo. Muchas veces este síndrome ocurre cuando el abandono es principalmente físico, y esto puede ser porque hubo carencia de supervisión apropiada, provisión inadecuando de nutrición, ropa inadecuada, vivienda, refugio, abuso físico o verbal, o negligencia. Viendo el comportamiento de Maia y basándome en lo poco que ella me dijo, su caso se trata más de carencia de supervisión adecuada y obviamente la perdida de su madre. Alguno de los síntomas que note en ella es miedo, incertidumbre, culpa y obviamente las pesadillas que ustedes me han contado que tiene. — nos explica y mientras que ella habla mi angustia se hace mayor. —¿Hay algún tratamiento para esto? — intercede él, y verlo en la mejor versión suya cumpliendo el rol de padre, me llena de orgullo. —Afortunadamente si, este daño es reversible y sobre todo porque ha sido diagnosticado rápidamente. — nos deja saber y siento que podemos respirar con más calma. —Queremos que ella este lo mejor posible— comento y sonríe. —Lo estará, solo es cuestión de no interrumpir el tratamiento y de que ustedes sigan dándole ese apoyo que siente de su parte. Poco a poco ella ira mejorando y creando un vinculo más fuerte con ustedes dos dándose cuenta de que ahora son su familia y que no volverá a sufrir un nuevo abandono— nos explica. —Eso es lo que queremos, que ella este bien y que sepa que a partir de ahora somos su familia y que nunca más la dejaremos sola. — explico. —Usted cumplir un rol muy importante en su vida, ella prácticamente no recuerda a su madre, la única imagen que tuvo hasta ahora fue la de su abuela, pero al parecer no fue la mejor, si usted consigue ese apego que ella necesita, le aseguro que todo irá mejorando— me informa y si bien se que es mucha responsabilidad, estoy dispuesta a hacer lo que sea mejor para ella. —Hare lo que más pueda para ayudarla, eso se lo aseguro— le digo y siento como Mateo aprieta mi mano como agradeciéndome por lo que hago. —Si necesita ayuda aquí esteremos, igualmente quiero ver a la niña, aunque sea dos veces al mes para el tratamiento— nos dice. —Así lo haremos— sentencia Mateo y dicho esto, la doctora nos da unas ultimas sugerencias para después despedirse de nosotros. […] Vamos caminando hacia el estacionamiento con Maia en el medio de nosotros tomándonos de la mano mientras nos cuenta lo que “jugó” con la doctora y tanto Mateo como yo vamos haciéndole preguntas acerca de lo que le parecieron esos juegos y sin poder evitarlo reímos de algunas respuestas inesperadas que ella nos da y están llenas de esa inocencia que solamente tienen los niños. Nos veo en esta situación y me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado mi vida en cuestión de meses, de pasar a ser una mujer que estaba sola y cerrada a la idea de volver a amar, pase a ser la prometida de un hombre tan especial como Mateo, y la imagen materna de una niña aun más maravillosa como lo es Maia. Pienso que realmente la vida puede darte muchas sorpresas cuando se lo propone y en mi caso, esta sorpresa me encanta —¿Qué te parece si vamos por un helado de esos gigantes de chocolate que tanto te gustan? — le propone y es todo lo que hacia falta para que ella comenzara a brincar haciéndonos reír. —¡Si! — exclama con gran entusiasmo. —Perfecto, entonces iremos a la heladería que nos gusta que esta cerca de casa y luego comeremos el helado mientras que caminamos por Central Park, ¿quieres? — le propone él y si bien imaginaba que seria un padre increíble, me doy cuenta de que mi imaginación no ha sido lo suficientemente buena como para imaginar algo tan perfecto como esto. —¿Podemos andar en bici? — le pregunta ella y es que le encanta que su padre pedalee mientras que ella va cómodamente sentada en la sillita de atrás. Mi prometido me mira y yo simplemente encojo mis hombros, después de todo, es él quien hará el mayor esfuerzo —esta bien, iremos a andar en bici, eso sí, esta noche debes irte a dormir a la hora acordada, ¿de acuerdo? Nada de un ratito más ni nada de eso— negocia y por dentro rio ya que hasta con su hija hace tratos para salirse con la suya. —Está bien…— responde ella de una manera que me hace sonreír mientras que Mateo le abre la puerta del auto para que ella se suba a la sillita y luego como el caballero que sigue siendo, abre mi puerta. —Te amo— me dice antes de que me pueda subir al auto y le sonrió. —Yo también te amo, te queda muy sexy ser papá— le digo bajito para que Maia no nos escuche y él me sonríe para luego mover mi cabello a un lado. —Y tú eres toda una mamacita de esas sexis que me encantan— bromea haciéndome reír y solo sus besos me callan, unos que me saben a gloria y juegan con mis sentidos. —Está la niña— le recuerdo bajito. —Lo sé, y solo por eso no te sigo besando— admite y se aleja de mi para que pueda subir al auto bajo el efecto encantador de su mirada sintiendo que no podría haber otro hombre para mi que no fuera él, y es que amo cada detalle suyo incluyendo sus defectos y virtudes, todo eso que lo hace ser un ser tan maravilloso de esos que crees que nunca podrías encontrarte en tu vida, pero que por causa de un milagro o del destino, aparecen frente a ti en el momento menos esperado. Subo al auto para que después él cierra la puerta y suba del lado del conductor, y una vez que estamos todos listos, partimos rumbo al área de Central Park para pasar un dia de esos en familia que tanto ella necesita. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD