Las palabras de la mujer lo golpearon como una tonelada de ladrillos. Nunca se había planteado la posibilidad de casarse y menos que ella terminara proponiéndoselo a él, pero ahora que la escuchó planteárselo, no le pareció mala idea, todo lo contrario, era la solución perfecta. No solo le ayudaría a adoptar al niño, sino que también tendría la oportunidad de descubrir que ocultaba Némesis, ¿Por qué se parecía tanto a Maya? Era una situación en la que todos salían ganando. —¡Está bien! Acepto casarme contigo. —Déjame y llamo a mi abogado para que relate las condiciones del contrato —respondió ella con tranquilidad—. Y que se encargue de organizar la boda, después de firmar, nos casamos en una ceremonia íntima, sin invitados ni familiares presentes, solo los testigos. Arion estuvo confor

