Mientras iba de camino Liam no podía controlar sus lágrimas, sabía que Derek no querrá recibirlo, pensaba una y mil veces como pedirle perdón por lo que había hecho, pero debía confesarlo. Derek merecía saber la verdad, aunque eso implicara que lo odiara, cuando llegó a la casa no pudo evitar dar un suspiro y que sus lágrimas siguieran cayendo, recordando cuando habían hablado que alguna vez tendrían su propia casa, su hogar, Derek al comprar esa casa había pensado en todo lo que planeaban mientras estaban acostados en su cama abrazados. Como podría vivir con eso, al tocar el timbre una mujer se acerca al portón muy amable. - Buenas tardes joven, en que puedo ayudarlo. - saluda la mujer. - Derek, se encuentra?? - Pregunta con la voz ronca y los ojos rojos con lágrimas. - El señor Der

