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Finalmente, llegó el día de la audición para el conservatorio de Erin. Agarrando su permiso en una mano, su estuche de oboe en la otra, Erin dejó la clase de gobierno y salió del edificio principal, cruzando un pequeño patio que lo separaba del complejo de artes. Abrió una de las grandes puertas dobles en el pasillo de música y pasó la sala del coro, que estaba en silencio durante el período de planificación del profesor; la sala de orquesta, donde las cuerdas de primer año emitían ruidos desagradables y estridentes en sus instrumentos; y la sala de la banda, donde las trompetas sonaban lo suficientemente fuerte como para sacudir las tejas del techo mientras el tímpano golpeaba en el fondo.
Bueno, ciertamente son entusiastas. Después de la victoria del equipo de fútbol el fin de semana
