Ambos guerreros despertaban del coma inducido por el veneno de las rosas color azul, un ligero mareo se apoderaba de ellos por haber despertado luego de un largo sueño que por poco acaba con sus vidas mientras a su alrededor se miraba una serie de objetos extraños, miles de botellas y envases de cristal antiguos algunos acumulando suciedad de la basta cantidad de años que habían estado olvidados en lo que otros destacaban por su pulcrita apariencia y reciente uso, más allá de las estanterías se observaba un grabado en la pared de hace décadas que notaba ser un árbol genealógico muy similar al de Centuria. Namir se levantó de la cama metálica en la que se encontraba y ayudó a su hermana a incorporarse para inspeccionar juntos el lugar, no se hallaba ninguna pista de Víctor ni tampoco del

