Un movimiento peligroso

1084 Words
Narra Tom A la mañana siguiente me levanté hice mi rutina de todos los días, salí de mi casa y antes de llegar a la empresa pase por una tienda de flores, elegí las mejores rosa, lo pague y pedí que lo manden a la empresa de esta niña y después me fui para mi empresa. Eran las diez y media de la mañana y para este momento ya debieron entregarle las flores a esa niña, agarre mi teléfono y llame directamente a su oficina. Narra Elizabeth. Había llegado temprano a mi empresa por que hoy tenia un montón de cosas que resolver, estaba revisando unos documentos muy importantes, tenía que dejar todo en orden asi no le dejaba demasiado trabajo a Sebastian antes de irme, por suerte lo tenía a el apoyándome siempre, eran las diez y media de la mañana cuando entra Emily con un ramo de rosas rojas, ella me sonrió pero yo la miraba con el ceño fruncido. —¿Y eso?- pregunté realmente confundida. —Llegó para ti hace diez minutos-dijo con la misma sonrisa mientras lo ponía en mi escritorio. —¿Sabes quien las envía?-le pregunté mientras me levantaba de mi asiento y me acercaba a ella. —No, solo sé que son para ti- me respondió. —Ok gracias Emi. Ella me volvió a sonreír y salió de mi oficina dándome privacidad, me acerqué muy despacio a las rosas y en medio de ellas vi la tarjeta, cuando la empecé a leer no podía creer quien las mandaba. "Me gustaría empezar de nuevo" Atte: T.W.S Debe ser una maldita broma, cuando iba a llamar a Emily para decirle que no reciba nada más de ese hombre mi teléfono empezó a sonar. Llamada. —¿Hola? —Buenos días señorita Goldstein, soy Thomas Sharpe. —Buenos días señor Sharpe, ¿a que debo su llamada? —La llamaba para saber si había recibido mi regalo. —No debió hacer eso, si tiene ganas de hacer este tipo de regalos hágaselo a su prometida o a su amante, a mi no debe por que hacer eso. —No se lo tome a mal, es una forma de pedir disculpas. —Por favor señor Sharpe, ambos sabemos que no es del tipo de hombres que pide disculpas o acepta una derrota, me lo dejó demostrado ayer cuando mandó a su socia, y ahora con el tono de voz que acaba de usa, le doy un consejo si pide disculpas hágalo bien, adiós. Agarre y corte la llamada, se que es del tipo de hombres que no está acostumbrado a perder, pero yo no soy como los demás, los demás siempre le dan la razón y lo dejan ganar pero conmigo se ha encontrado con una pared, y eso le da en el orgullo, después de quince minutos mi teléfono volvió a sonar. Llamada. —¿Hola? —Señorita Goldstein, antes que me cuelgue otra vez, quiero invitarla a cenar como muestra de que verdaderamente siento mucho lo que pasó. —Señor Sharpe, una cena entre usted y yo sería muy poco ético, no salgo a almorzar ni a cenar con ningún tipo de socios, si quiere arreglar las cosas como debe haga una cita con mi secretaria. —¿Y por qué salió con el señor Samuels la otra vez? —Primero no le debo explicaciones, pero si le dicen las cosas que lo informen bien, Sebastian es mi amigo, no es ningún socio. que tenga buen día. —Espere por favor, una cena solo una como un tipo de ofrenda de paz, haga una excepción por mi. —¿Y por qué lo haría? —Nos conviene a los dos, ambos podríamos hacer grandes cosas si nos unimos. —Ok, usted gana por esta vez, dígame la hora y la dirección y ahí voy a estar. —Hoy a las ocho, la dirección se la mando por correo. —Está bien, que tenga un buen día. No lo dejé contestar y le colgué otra vez, me recargue nuevamente en mi asiento y cerré los ojos, después de unos minutos sentí como alguien abría la puerta, abrí los ojos y vi que se trataba de Sebastian. —Uy que cara– dijo con una sonrisa burlona y yo lo mire con los ojos entrecerrados—¿qué sucedió para que tengas esa cara?¿y esas rosas? —Me las mandó el señor Sharpe como una ofrenda de paz. Le dijo con una sonrisa y él se empezó a reír mientras negaba con la cabeza. —El último hombre con el que ibas a hacer un trato y te envío rosas terminaste rompiéndole el contrato en la cara por que te quiso estafar, pero ¿por qué presiento que hay algo más? —Porque no solo me envió esas rosas sino que me invitó a cenar esta noche, dice que es su manera de empezar de nuevo, como una ofrenda de paz. —¿Y aceptaste?- pregunto recostándose en su asiento mientras me miraba con los ojos entrecerrados. —Después de que haber insistido lo acepte pero se que no llegare ni a la cena, así que necesito que hagas de chofer y amigo esta noche. —Sabes que no hay problemas, pero necesito que me digas por qué dices eso. —Por que ambos sabemos que Thomas Sharpe no es un hombre que pide disculpas y mucho menos admite una derrota y menos después de haberme llamado niña, se que esta cena la usará para hacerme ver que es un hombre poderoso y con el ego bastante elevado.- dije sin importancia- pero también ambos sabemos que no es el primero ni el último hombre así, y él va a saber que jamás ha conocido una mujer como yo, si quiere hacer negocios conmigo va a tener que pedirme disculpas y aceptar su derrota como se debe. —¿Eso quiere decir que le vas a dar su merecido sin mover un solo dedo? —Así es, sabes que odio que me tomen de estúpida, y el que lo hace paga las consecuencias- dije con diversión. —Genial, ¿a qué hora quieres que pase por ti? —Siete y media, me citó a las ocho en el mejor restaurante de Londres, y ambos sabemos cual es. El solo asintió y después de eso cambiamos de tema, a las seis salí de mi oficina cerré todo con llave y baje al estacionamiento donde me estaba esperando Matt como siempre.
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