Capítulo 8

429 Words
Leo vio como la pierna de Stefan estaba encerrada entre las piernas de Sara, vio como Sara como una serpiente hipnotizante moviendo sus caderas. Leo no podía dejar de mirar aquella cadera, aquellos movimientos sensuales y perfectos. Su hombría despertó y aquel bulto en su pantalón quedó a la vista. -¿Qué ves? - preguntó Sergio mientras le tendía una Copa. Leo no respondió así que Sergio miró en la dirección en la que miraba él, buscando qué es lo que lo dejó tan embobado. Rápidamente encontró lo que buscaba, habían muchas parejas bailando bachata, pero dos parejas resaltaban, había muchas personas amontonadas a su alrededor mirando lo bien que sincronizaban sus bailes, era obvio que no bailaban por primera vez. -Si que son buenos, me encantaría tenerlas así de pegadas a mi. -Halt die klappe! - gruñó Leo acomodando su terrible erección. -¿Bajamos a conocerlas?, de seguro le robamos sus parejas a esos idiotas. ¿ Cuál de ellas quieres?- Sergio soltó rápidamente alejándose unos pasos de Leo, sabía que lo estaba enfadando, pero no sabía porqué exactamente. Desde que volvió a España, Leo parece más tenso, perdido en sus pensamientos. Estaba seguro de que un polvo lo ayudaría a desestresarse. Más tarde le hablaría de la idea. -Ya las conoces. -¿ De verdad? Mejor, vamos a saludar… -En realidad no creo que quieras. -Claro que si, ¿has visto a la del vestido blanco transparente? ¿Y has visto cómo se mueve la otra del vestido blanco y colega alta? -No te acerques a ella, ella es mía. -¿La de la coleta? Es por ella que estamos aquí ¿Cierto? -Si -¡Lo sabía! Sabía que algo tenías, nunca tomas la iniciativa de salir porque hoy sería diferente? -Bueno… -¡Venga!! Bajemos a hablar con ellas, es obvio que quieres. Ni siquiera estas pestañeando. -Señor rector, abajo hay como mínimo tres alumnos tuyos. ¿Estás seguro de que quieres bajar? Sergio se quedó sin palabras. Por la oscuridad y el humo decorativo no podía ver bien las caras de los que estaban abajo. Pero Leo sabía muy bien quién eran. Lo cual quiere decir que está de caza, y para rematar su coto de caza era nada más y nada menos que la Universidad donde los dos trabajaban. -Mierda, amigo. Esto nos explotará en la cara, ya lo estoy viendo venir. -¿Por qué explotaría? Yo controlo, no te preocupes. -Amigo mío, hay cosas que no puedes controlar y algo me dice que esto es una de esas… .

Great novels start here

Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD