La boda había sido anunciada a través del Londres Lite, como era de esperarse, ya que la petimetre madrastra de Carlisle, Erica Van De Woodsen, le había dicho entre comentarios casi fraguados a la columnista del periódico. Pero no era sorpresa alguna para la alta aristocracia, que echaban suspiros al leer en los titulares los nombres de los tórtolos. Anhelada era la ahora pronta celebración, y desde luego las familias más importantes de la alta sociedad tendrían lugar en el evento. Aunque a oídos de pocos había llegado la invitación al banquete de la noche anterior a la boda. El banquete sería realizado con el fin de celebrar entre los más íntimos a las familias Woodgate y Hamilton, y tendría lugar en la mansión del conde Woodgate. Allí asistirían las familias mas dichosas y de buena fe

