“Al suroeste, en general”, respondió. “Sin embargo, no es directamente al suroeste. Hay varios giros estratégicos a lo largo del camino, todos marcados por formaciones rocosas que quizá ya no estén presentes. Además, sólo he recorrido la ruta una vez, y fue cuando era un niño”. Violeta negó con la cabeza. “Inquietante, por decir lo menos”. “Disculpe”, una voz suavemente acentuada interrumpió la intensa conversación. Violeta levantó la vista para ver al camarero que le había servido la sopa ese mismo día. “¿Sí? ¿Puedo ayudarle?” “No, señora”, respondió el joven, “pero quizá pueda ayudarla. ¿Le he oído decir que necesitaba contratar un vehículo y un chófer?” Violeta asintió. “Resulta que he heredado un coche de un pariente lejano, y a veces, cuando no estoy trabajando en el restaurante

