Capítulo 4. Adiós Amy

2020 Words
     Emiliano conducía lo más rápido posible al hospital, yo no paraba de llorar. Y de un momento a otro, mi mente se hizo una película desde el momento en que la conocí, con un mono rosa, camisa maga larga blanco, trenzas en su cabello con moños blancos, y zapatos blancos. Desde pequeña le gustaba el blanco, se sentó a mi lado y se presento. — Hola, soy Amelia McCollin, tengo 5 años —Dijo mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro. — Yo soy Mileni Labruzzo — Toque una de sus trencitas. — Me gustan tus trencitas — — A mi tus dos moñitos —      Esa misma mañana conocimos a Roy, y nos habíamos hecho amigos de infancia casi todos como hermanos, también recordé aquella vez que nos inscribieron a ambas en la compañía de danza de la ciudad, era una de la más prestigiosas a nivel nacional. Ambas llevábamos leotardos rosas, mallas blancas y zapatitos para baile blancos, una pequeña falda rosa y un moño alto que mamá nos hizo. — No se preocupe señora Labruzzo, cuidare de sus hijas — Hablo la profesora. — No son ambas de ella. Una es mía — Indico de mala gana la madre de Amy. — Amelia disfruta, la señora Labruzzo pasara a buscarte y te dejara en casa  — Beso su frente con rapidez y salió. — Niñas vamos— Nos tomamos de las manos y entramos al salón con grandes espejos.      Recordé cuando fue de vacaciones a Italia con nosotros y conoció a mi familia, primos, tíos e incluso a mis abuelos que la recibieron con los brazos abiertos, como si ella fuera una nieta más de esta gran familia. — Abuelo — Corrí abrazarlo. — Hola linda —Beso mi cabeza. — Mi niña, ¿Quién es la otra pequeña de allá?  — Pregunto mi abuelo. — Ella es Amelia McCollin, pero le decimos Amy, es mi mejor amiga, como una hermana y sus padres la dejaron con nosotros, mamá y papá desean adoptarla. — Dije emocionada. — Pues en ese caso — Se levanto un poco más derecho para gritar. — Amore mio, abbiamo un altro membro della familia ora. Preparare un altropiatto di tiramisú — — ¿Qué dijo?  — Pregunto Amy pues no había entendido nada. — Le avisa a la abuela que llegaste, así que debe servir un plato más de uno de sus riquísimos postres, tiramisú — — Que rico — Ambas nos saboreamos. — Quiero aprender italiano —Confeso. — Pues si serás mi nueva nieta, yo mismo te enseñare — Respondió mi abuelo que la había escuchado.      Sentía mis lagrimas recorrer, acordándome de nuestro 15 años, fue uno de los mejores momentos, su vestido era lila y el mío azul. Colores que combinaban a la perfección, también celebramos a Roy, desde hacía ya tiempo que los tres celebrábamos juntos, los padre de Amy nunca estaban y no conocía si no a dos o tres tías, así que los familiares de Roy y los míos eran quienes venían a nuestras fiesta y organizaban. — Damas y caballeros, niños y niñas, por favor reciban con un fuerte aplauso a nuestras festejadas. Mileni Labruzzo y Amy McCollin — Esa noche utilizo el apodo que mamá le había colocado por cariño cuando vivió una temporada con nosotros y casi fue adoptada. Sus padres ni siquiera asistieron. — ¿Lista Mili? —Tomo mi mano — Lista Amy — Afirme. Y asi ambas salimos con grandes sonrisas al salón de fiestas.      Incluso recordé la sesión de fotos con su enorme barriga, pero también recordé la pelea y me estaba echando la culpa de todo. Llegamos al hospital y baje del auto sin mirar a los lados, como consecuencia casi era atropellada por una moto. No me importo así que seguí corriendo hasta la sala de emergencia, pregunte por las personas afectadas del accidente y efectivamente había un fallecido. Lamentablemente Kelly murió en el impacto pues intento impedir el golpe en el vientre de Amy, para eso había desabrochado su cinturón de seguridad, esto no me hacía sentir mejor, ella también era mi amiga. Cuando pregunte por Amy respondieron que estaban en quirófano de emergencia, su bebé estaba a punto de nacer. ¿Cómo? Aun le faltaba un mes de gestación. — ¿Puedo verla? — Pregunte en medio de desesperación. — Solo su novio y algún familiar — Sé que habíamos peleado y que quizás no me quisiera a su lado, pero tenía que estar a su lado, ya había fallado como su mejor amiga, no lo haré nuevamente. — ¿Señorita? — Dijo la enfermera sacándome de mis pensamientos. — YO... Soy su hermana Mileni McCollin — Nunca había denegado de mi apellido, pero esta vez era para estar con mi hermana de ser necesario. — De ser así, pase adelante — La enfermera me hizo seguirla, entramos en una habitación que tenía un lavabo en un costado un mural con ropa especial. — Debo colocarse esto por favor, en cuanto esté lista pase — — Está bien — Afirme junto con mi cabeza, y tal como me lo indico me coloque el traje medico y entre, estaba quejándose del dolor. — Amy — Dije tímidamente esperando a que tuviera una reacción negativa pero de hecho me sorprendió. — Mili, que bueno que estés aquí, no puedo sola — Respiro. — Perdóname por interponerme en tu felicidad, solo estaba celosa — Comenzó a llorar. — Mamá hizo que creciera un rencor para contigo — — No te preocupes Amy, te amo. Perdóname tú a mí — — No podemos seguir con la charla, ya viene, debes pujar — Dijo el doctor. — Falta Roy — Dije preocupada. — No importa, te tengo a ti — Me miro y resbalaron lágrimas por nuestros ojos.      Afirme con mi cabeza y ella comenzó a pujar. — Duele mucho — Se quejo.      Con gran esfuerzo y valentía, Amy tuvo una bebita sana de 2 kilos 500 gramos, era una copia exacta de ella, se la llevaron para poder revisarla mejor, me dejaron a solas con Amy, para que descansara, pero ella se debilitaba por una hemorragia interna que tenia. Si estaba perdiendo a mi hermana y no lo sabía, fue doloroso ver como ella en un momento a otro comenzó a despedirse. — Es hermosa como tú — Le dije apenas se llevaron a la bebé — Gracias doctor — Dijo ella después de decirle al oído algo al doctor y que este saliera — ¿Sucede algo? — Ella estaba muy palida. — Tengo un regalo para ti — Se quito su collar como pudo. — Toma, dáselo cuando crezca — — No se a que te refieres Amy — O quizás si lo sabía, pero no quería aceptarlo. — Cuida de mi pequeña — Me entrego su collar. — Se como una madre para ella — Empezó a llorar y hablar con debilidad. — Perdón por entrometerme en tu camino con Roy — No me gustaba verla llorar. — Amy, olvídate de eso — Intentaba dejar de llorar. — Fui yo la que se entrometió — Ella negó con su cabeza. — Por favor, Mileni Perdóname — insistía constantemente. — Dilo, dime que me perdona y de corazón — — Te perdono — Un leve sonido salió de mi boca. — No hagas esto — Secaba las lágrimas de su mejilla. — No te despidas Amy, no me dejes — — No le cuentes a Roymar sobre nuestra discusión antes del accidente —¿Por qué me lo pedía? Y como si hubiese leído mi mente respondió. — No quiero que te culpe y termine alejándote de mi bebé, solo confió en ti para criarla y cuidarla — Afirme con mi cabeza. — Mileni, no permitas que mi hija caiga en brazos de mi familia — Pauso por algunos segundos. — Tú sabes como ellos me hicieron sufrir — Sus ojos no paraba de soltar lágrimas. — Querían que fuera tan maravillosa bailarina como tu… Cuando no lograron que fuese como tú, comenzaron a crear rencor en contra tuya, y yo me deje manipular — — Pero te le enfrentaste y luego fuiste la mejor de la clase, representaste la preparatoria en las olimpiadas de matematicas, fuiste la chica que siempre quisiste ser — Pare un momento. — De nada sirvió el rencor, porque nuestra amistad es más fuerte que eso y aquí estamos juntas de nuevo — — Mileni, por favor no dejes que mi hija sufra, haz lo posible para ser una madre para ella — — Eso no hará falta, porque te tendrá a ti — Bese su frente. — Y ambas cuidaremos de tu princesa — — Abby, Abigail — Débilmente salieron esas dos palabras de su boca. — ¿Abigail? — Pregunte sin entender por qué decía el nombre de mi madre. — Quiero que mi hija se llame como tu madre, porque ella si fue madre cuando la mía no lo era, agradécele de mi parte todo lo que hizo por mí — Tocio. — Por favor cuida de Roy y de mi Abby, y no dejes que mi familia se le acerque o se la lleven — Beso la mano en la que teníamos entrelazadas con el collar. — Dáselo a mi hija, prométemelo — Tocio una vez mas. —Te lo prometo — Ambas sollozábamos, hasta que se escucho un último suspiro, su mano que era sostenida por la mía callo lentamente. — ¿Amy? — Note que había cerrado sus ojos y las maquinas comenzaron a sonar más. — Amelia McCollin, no te atrevas a irte — Vi a mi amiga morir. — No, Amy despierta — La moví un poco. — Enfermera — Comencé a gritar. — Que alguien venga por favor — Médicos y enfermeras venían corriendo. — Señorita debe salir — Índico la misma enfermera que me había traído.      Me sacaron a la fuerza, me senté a llorar afuera del quirófano. No podía creerlo quería a Amy conmigo, no me importaba si estaba haciendo su vida con Roy, pero la quería viva, la quería a mi lado. El médico salió minutos después a confirmarme de la muerte de Amy explicando que fue a raíz de la hemorragia interna. Me tumbe en el suelo a llorar con mis rodillas en el pecho, no, no, no podía ser cierto, me decía una y otra vez. Roy, pensé en él. Toda la familia debería estar esperando por la noticia, así que me llene de valor y camine hasta la sala de espera. Sentí sus miradas sobre mi y lo único que pude hacer fue apretar el collar en mis manos. — ¿Como esta mi hija? — Dijo el padre de Amy. — ¿Mili? — Roymar se me acerco, solo di unos pasos hacia él esperando su abrazo. — ¿Que paso? — Me abrazo. — Amy — Tome un suspiro. — Te dio una hija — Esto se me estaba haciendo difícil. — Soy papá — Me soltó y comenzó a celebrar con los demás. — ¿Mili? — Esta vez fue Emiliano quien hablo al verme parada en el mismo lugar. — ¿Como están? — Se acerco de nuevo Roy preocupado. — La niña bien — Comencé a llorar pues el recuerdo de lo que había pasado minutos anteriores llego a mi mente. — Roymar, Amy… Amy Murió — — NO — El lugar quedo en profundo silencio, luego de algunos segundos reaccionaron, algunos maldecía, otros lloraban, pero Roy parecía no creerlo. — ¿Es una broma? — Negué con la cabeza. — ¿Amy nos dejo? — — Sí — Fue doloroso afirmar.      Lloramos abrazados un largo tiempo, en un momento busque su mano y le entregue el collar, avisando que era para Abby. Pero había algo en él que no me gustaba, estaba enojado, estaba triste, podía comprender lo que pasaba, pero cuando debía estar con Abby simplemente no se quiso acercar. — ¿Abby? — Pregunto. — Abigail, tu hija, ella quería que le colocaran ese nombre — Su semblante cambio a uno enojado. — Gracias por estar ahí para Amy — Interrumpió la madre de Amy esta vez. Roy y yo volvimos a llorar hasta caer lentamente al piso.      Roy y yo nos miramos, para ellos Amy era solo una persona y nunca cuidaron de ella, por eso decía que Amy no conocía del amor de verdad.      Y así, fue como el 11 de Marzo perdí a mi mejor amiga. Pero ella me dejo a una pequeña a mi cargo, no podía permitir que saliera lastimada por su familia. Se lo jure a Amy y estaba dispuesta a cumplir mi promesa. No fue fácil pensar en que no estaría más conmigo. ¿A quién le contaría mis cosas? ella era mi verdadera y única amiga. Adiós Amy.
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