Con la buena reacción de la familia de Michel, el alivio de mi pecho hizo estabilizar mi estómago y seleccionar el bendito vestido de novia más calmada. La Boutique no la conocía, tampoco era una de gran tamaño pero quedaba en una de las calles que estaba repleta de tiendas de diseñador. Por ejemplo, estaba Carolina Herrera u Oscar de la Renta, algunas de mis favoritas. Hasta me parecía raro que no hubiese reparado en ella. Quizás era que repelía toda idea de matrimonio con mi suerte en este.
Cuando llegamos dije mi nombre y que veníamos de parte de Elizabeth Wells, nos dieron un trato personalizado. Cerraron la tienda para nosotros y ofrecieron la atención que usualmente daban en tiendas de este tipo, mucho atención, bebidas de todo tipo. No solicitaba esta clase de visitas, solo algunas
