Creía sinceramente que Elle tenía serios problemas admitiendo que era un papá muy guay, más que ella. ¿El motivo? Me estaba colocando límites con las cosas que les podía comprar a mis hijos, que eran eso, mis hijos. Mis únicos hijos, y para quienes yo era el ser más guay del planeta.
—No entiendo. ¿Por qué no le puedo comprar un iPhone de última generación a cada uno? — indago confundido por medio de una llamada telefónica con ella.
Después del episodio de las habitaciones, tenía intenciones de seguir indagando en ese beso que nos dimos. Ese beso que hablaba por sí solo de sea lo que sea nos ocurría, sin embargo, tenía que ir a California por trabajo por tres días.
Esta llamada en vía al tomar mi vuelo, tuvo orígenes muy sinceros. Solo le iba a avisar a Elle sobre este compromiso impre
