Algunos regaños y gritos punzantes a mis oídos por Doris madre después, me encontraba siendo retocada en mi maquillaje y peinado por parte de dos estilistas. Ello en el salón de maquillaje improvisado, a mi lado estaba mi madre también siendo retocada. Ella a diferencia de mí se arruinó el maquillaje al sudar excesivamente por mi “desaparición”.
Las llamadas de atención de la maquillista que se está encargando de ella, fueron las que salvaron mi audición. Porque con ella lanzando improperios, no podría trabajar bien sus labios. Salvada insospechadamente.
—Sabía que mi hija era hermosa, pero esto me deja sin palabras.
Esa voz ronca y gruesa es de mi padre. Giro mi cabeza a la puerta, lo confirmo, allí está mi padre. Qué sorpresa, realmente había venido a mi boda. ¿Debía estar feliz por
