Narrado por Armando Bryrne
Las dinastías eran sostenidas a base de sufrimiento, sangre y sacrificio personal. Así me lo enseñaron desde que aprendí a razonar, y así debía mantenerse. Así crié a mi sobrino Aidan, y así pretendí borrar los años anteriores que vivió sin ser yo su tutor legal.
El amor no era necesario en los matrimonios de nuestra clase social. El amor no era nada más que un estorbo, un obstáculo en las metas por alcanzar. Porque el único amor real en este mundo era el de la sangre.
Aunque no me viese como uno, aunque no me quisiese como uno y aunque me odiase, yo era y me sentía como el padre de mi sobrino. Mi experiencia, y que haya sido capaz de sobrevivir en esta familia me dieron las fuerzas para guiarlo siempre por el camino adecuado, por el camino indicado.
Para mi
