Narrado por Aidan (Cuervo) Bryrne Fueron días de dicha esos en los que la tenía entre mis brazos, y de agonía en los que nos peleábamos. No sabía cómo tratarle o cómo mantenerla feliz en tantas ocasiones, feliz. Me di cuenta en ese entonces, que más que mi placer me preocupaba el de ella. Verla contenta, animada y dándome esas pequeñas muestras de afecto, me hacían sentir vivo. Por lo que debía buscar una solución para que volviese a mí. Me esquivo por tanto, lo siguió haciendo y haciendo, cada vez que desayunaba solo o almorzaba solo esperándola la garganta me picaba. O en las noches cuando rememoraba su rostro contorsionado diciendo que le daba asco, tenía arcadas. Creía que con el cumpleaños de mi tío, que seguía insistiendo con que yo era gay, algo cambiaría. No lo hizo en primera

