De Bora Bora sabía que quedaba en la Polinesia Francesa, también que era uno de esos sitios a donde nunca llegaría. No era un sitio de negocios, sino de netamente escapadas de placer, por lo que oía con desinterés de esta isla. Pero cuando Aidan me dijo al terminar la boda que iríamos fuera del país para nuestra Luna de Miel, me cuestioné si se burlaba de mí. ¿Para qué tendríamos Luna de Miel él y yo? Creía que sería una broma bien montada al dirigirnos al aeropuerto. Otra más al montarnos en el avión privado de la empresa. Otra más al tener varias horas de vuelo. Pero al observar por la ventanilla al despertarme, de un sueño de dudosa duración, me quedé sin habla. Aterrizamos en Papeete, Tahití. Y de allí tomamos un vuelo local a Bora Bora. Hospedándonos al nordeste de la isla, en el m

