Me desperté removiéndome en la cama, sintiendo unos tacones en el pasillo de afuera de mi habitación. Me sentí totalmente paralizada al escuchar el ruido de los tacones, se me ponía la piel de gallina y me tensaba tan pronto como los escuchaba alejarse y acercarse, cuando cesó por unos momentos me cubrí completamente con las cobijas de la cama y al gritar un desesperado "¡Mamá!" por primera vez, el ruido cesó nuevamente para esta vez escucharse muchísimo mas cerca,—tengo la mejor suerte del mundo, lo sé— me quedé callada y temblando del miedo bajo las cobijas me atreví a gritar nuevamente la palabra que con anterioridad ya había gritado.
La mujer aun somnolienta fue a mi habitación preguntándome que que había pasado, —obvio, si pegue como 4 gritos, algo que ni siquiera podría decirse que a todo pulmón— cuando se me acercó la abrace sin pensarlo dos veces con lágrimas en los ojos, estaba totalmente asustada ya que antiguas veces ya había escuchado ese ruido y siempre repetía las mismas acciones —como si fuera todo un disco rayado— aunque no siempre lloraba o abrazaba a mi madre. Solo le contaba que nuevamente había escuchado esos tacones sonar por el pasillo de la casa.
Al yo estar más tranquila mi madre se fue a dormir nuevamente, acto que yo también seguí, siendo que eran las 3 de la madrugada.
(...)
Estaba otra vez en el instituto. Nuevo año escolar, primer día de clases, reencuentro con "amigos", —ya que no se puede confiar en nadie—nuevos crushes, etc.
Al llegar al instituto, fui directo donde mis amigas y amigos, les salude y me dispuse a escucharlos hablar, yo solo les miraba, no tan atenta a lo que decían.
Entre a la primera clase algo tarde ya que me quede con mi mejor amiga en el baño del instituto hablando y estando en el celular, cuando decidimos salir nos fuimos juntas al ultimo piso de uno de los 4 edificios que estaban en nuestro establecimiento educacional, pero por desgracia este año los profesores decidieron cambiarnos de curso ya que hacíamos muchos problemas y no parábamos de hablar, nunca—a menos de que estuviéramos en los celulares, obviamente—.
Toque la puerta de mi salón de clases que quedaba al frente de el de mi mejor amiga. La profesora de matemáticas me dejo pasar y sentarme en mi puesto, no sin antes terminar de regañarme por llegar tarde el primer día de clases.
Saque mi cuaderno y estuche—dónde tenia todos mis lápices a color, a mina y a pasta—para poder escribir todo lo que la profesora ponía en la pizarrón y, prestar atención en lo que decía para entender que debía hacer antes de olvidarlo,—soy muy olvidadiza, cosa que tampoco es que me agrade mucho serlo—cuando ya estaba todo listo me doy vuelta y, comienzo a hablar con mis amigos y compañeros de curso.
—Oye, se puede ver muy santo pero es el que mas ve porno de todos nosotros—dijo Daniel de lo mas normal del mundo. Me sorprendí un momento para luego sonreír levemente. Asi era Daniel, podría hablar de lo mas normal del mundo sin pelos en la lengua. Daniel era un chico sincero a menos de que sea de sus sentimientos, conmigo no fue completamente sincero cuando supe que el gustaba de mi el año pasado, de echo aun no puede estar tanto tiempo conmigo o cerca ya que aun le gusto, hasta la fecha.
—¡¿Que?! ¡No, eso es mentira!—grito un poco despacio Matías casi saliéndole los ojos de sus orbitas, negando con su cabeza y haciendo mover su cabello rubio y brillante como el oro, sus hermosos rulos formándose en casi todo su cabello y moviéndose de un lado al otro por sus negaciones. Su voz era entre chillona y gruesa, eso le arruinaba un poco ya que mayormente a nosotras, las chicas, nos gusta la voz ronca, gruesa o como prefieran llamarle. Pero fuera de eso el era completamente hermoso y creo que lo sabia, el no se muestra egocéntrico ni mucho menos arrogante, lo que hace que agrade fácilmente excepto porque parece un niño pequeño, literalmente.
Noah comienza a reír por la actitud de Matías—No mientas, si es la verdad—dice con una sonrisa tremenda en su rostro. Noah era mi amigo no tan cercano de la infancia, nos conocimos por nuestros padres, el es muy divertido y muy lindo la verdad. Mentiría si dijera que no me gusto o sentí atracción por el porque si lo sentí. Su sonrisa era perfecta, toda una hilera reluciente de dientes blancos, su cabello café oscuro, sus ojos cafecitos y su hermosa piel trigueña. Que agradezca que es el hijo de los amigos de mi papa porque sino no entraría nunca, repito, ¡nunca! a mi casa y mucho menos a mi habitación, ya que mi padre es muy estricto con ello.
—Si, no mientas Mati, si todos sabemos que es la verdad—Dice Dylan sonriente casi riéndose. Dylan era el típico chico seco, frio, distante o al menos con las chicas. Escapa de mi cuando lo quiero abrazar y lo tengo que ir persiguiendo hasta que me canso. Si me trato de acercar a abrazarlo de sorpresa, lo nota y da pasos para atrás sin despegarme el ojo de encima ¡¿Que tiene de malo un abrazo?! ¡Que alguien me lo explique!
Yo soy una persona de pocos amigos y de verdad que de pocos, pero para mi es mucho mejor tener amigos hombres que mujeres. Ellos son los mejores del mundo, en verdad que los adoro con el alma pero son tan cabrones que en las horas de descanso me dejan sola y me tengo que ir con mis "amigas" y no se si se lo esperaban pero mi mejor amiga es la que comanda el grupo, todos la conocían y, eso que yo llevo mas de 8 años en esa institución y nadie me conoce, ella lleva 3 años y ya es conocida por casi toda la escuela. Pero no me quejo, prefiero que no me conozcan a que todos anden hablando porquerías o cualquier tipo de cosas de mi.
Bueno, volviendo al tema, ¿No les pasa que la mayoría de sus amigos son muy guapos, altos, molestosos, divertidos y de voz gruesa? ¡Es que la mayoría de estos simios son hermosos, carajo!
(...)
Dios mío santo, al fin salí de ese lugar endemoniado. Es que todo es aburrimiento y realmente que no hay nada bueno, ni la comida. Le ponen muy poquito de sal y algunas de las cocinaras que son buena onda nos dan—de vez en cuando y sin que nadie note—un poquito de sal envuelto en una servilleta.
Subí las escaleras rápidamente para asi llegar a mi habitación a descansar, leer y de vez en cuando, responder mensajes, ya que no me hablan bastante ni mucho menos respondo mensajes. Que flojera, Dios mío.
Después de descansar un rato, baje para comer algo ya que a veces me rehusó a comer la comida del instituto y me limito a comprar muchas cosas para comer.
Me hice unos tallarines con salsa y carne picada en trozos pequeños. Al ya estar listos y con la sal necesaria que necesita la comida pues me los como, que mas? El hambre mata de una manera extraordinaria.
Lavo los trastes que use y me voy a mi habitación a seguir leyendo hasta que me baje el sueño. Por si pensaban que era una chica de fiestas, ir de compras, ósea todo lo que hacen las típicas chicas mimadas y creiditas, pues no. Yo no soy asi, soy una chica casera que no sale ni para la esquina.