**ALONDRA** Nos sentamos juntas, y saqué mis lápices de colores como si fueran herramientas quirúrgicas, lista para tomar apuntes hasta del aire mismo. Estaba a punto de abrir mi cuaderno. —Sí, ese que decoré con todo mi amor y creatividad— cuando una chica se acercó. Pelo liso, mirada seria, voz suave pero segura. —¿Eres Alondra? —preguntó, con una mezcla de timidez y autoridad que me desconcertó. —Sí… —respondí, con esa mezcla de nerviosismo y curiosidad que te invade cuando no sabes si te ganaste algo o si te están llamando para decirte que tienes que abandonar la clase por alguna razón desconocida. —Ven afuera un momento. Es importante —dijo, con un tono que no admitía réplica. Mi corazón dio un vuelco. ¿Importante? ¿Qué clase de importantes? ¿Sería al nivel “te ganaste otra be

