**ALEXANDER** El apartamento es mi refugio, mi santuario en medio del caos del mundo exterior. Minimalista, silencioso, estratégicamente, ubicado lejos de todo lo que implicara reuniones, compromisos o conversaciones innecesarias. Un espacio diseñado para la introspección, para la desconexión. Lo compré para esos días en los que necesitaba desaparecer del mapa, cuando incluso el sonido del hielo en el vaso me parecía demasiado ruidoso, demasiado invasivo. Aquí, en mi refugio, podía respirar sin prisas, sin distracciones, sin máscaras. Me serví un whisky —sin hielo, por supuesto— y me dejé caer en el sillón de cuero n***o, ese que nadie más ha tocado. Frente a mí, la pantalla de la computadora encendida, un portal silencioso hacia lo que ocurría más allá de las paredes. No era por paranoi

