**ALONDRA** Había soñado con un hombre mayor y tierno, alguien que pudiera entender mis silencios y calmar mi torbellino emocional, y en su lugar, me había encontrado con un dios griego, un hombre que parecía tallado en mármol, que me trataba con frialdad y distancia, pero que al mismo tiempo me provocaba un hormigueo en todo el cuerpo cada vez que sus ojos se cruzaban con los míos. El juego de seducción que había comenzado esa noche había dejado de ser solo un simple juego. Se había convertido en una realidad palpable, en una tensión que podía cortarse con cuchillo. La vida, con toda su belleza y sus misterios, había tomado un giro inesperado, y yo, sin querer, me encontraba en medio de esa encrucijada, atrapada entre la fascinación y el deseo, entre la inocencia y la pasión. ¡Qué be

