**ALONDRA** Mi madre me miró sorprendida, como si no esperara encontrar la casa oliendo a comida recién hecha. Sus ojos reflejaban un cansancio que no podía ocultar, pero también un brillo de gratitud. —¿Y esto? —preguntó, dejando su bolso en el sillón con un gesto que mezclaba duda y curiosidad. —Tenía ganas de cocinar. —dije, tratando de sonar casual mientras en mi interior los fuegos artificiales estallaban, llenando cada rincón de mi mente de expectativas. Ella sonrió, pero sus ojos seguían apagados, como si algo en su interior hubiera quedado suspendido. Asumí que era el trabajo, siempre llegaba agotada, pero hoy se veía… drenada. No quise preocuparla, así que no dije nada. Le serví su plato, le puse agua fresca y me senté a su lado, sintiendo que, en ese silencio, también había u

